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jueves, 25 de noviembre de 2010

Querida madre: Hoy es uno de esos días en los que,
ya levantada, no tienes ganas de hacer nada. Anthony acaba de marcharse a clase de música y yo, sentada en el sofá del cuarto de estar, viendo el esfuerzo que está haciendo el sol, al querer asomarse tras unas nubes que cubren el cielo, me acuerdo de ti y lo único que me motiva a hacer algo, es tu recuerdo: siento necesidad de escribirte. ¡Cuánta falta me haces! ¡Me gustaría tanto que estuvieras ahora a mi lado!... Madre, no pasa día sin recordarte. Cuando me pongo a planchar, en todo ese tiempo en que la mente queda libre y el trabajo se transforma en rutinario, mi imaginación vuela a tu lado y a mi cabeza asoman cantidad de recuerdos: ¡qué bien planchas! Siempre me decías, ¡cuánta paciencia tienes! ¡no debes esmerarte tanto! Tan solo son paños de cocina….Tú, que estabas a mi lado, querías ayudarme y los doblabas en cuatro partes para facilitarme el trabajo ¿recuerdas? Hoy, es uno de esos días del otoño propicios para sumergirte en la melancolía, en la reflexión, en vivencias pasadas, en la añoranza. En la calle debe hacer frío, los árboles que veo a través de la ventana,( con sus hojas entre tonos marrones y amarillos) mueven sus ramas sin descanso, el viento las azota y, de vez en cuando, veo caer algunas de sus hojas. Pronto quedarán desnudos. Estamos en Noviembre. Yo diría que es un mes triste. Comienza con el día de Todos los Santos. Hemos ido al cementerio. No podíamos faltar. En otra te contaré cómo he arreglado el panteón. No quiero seguir con el tema. Acabaría llorando. Pero ya me conoces, se me pasa pronto. Tan pronto como Anthony asome por la puerta, me abrace fuertemente y me bese, volveré a sonreír. Su llegada, me mueve a prepararle algo rico de comida. Hoy…. He tenido que dejar de escribir por un rato, me ha llamado Lucho, acabó contándome lo que han comido ayer. Él también sabe cocinar. Ha hecho que mis jugos gástricos se pongan en funcionamiento. Como tengo en casa todos los ingredientes, seguiré al pie de la letra (cosa rara en mí) los pasos a seguir para lograr el rico plato de: CONGRIO CON MEJILLONES SOBRE FONDO DE PATATAS Y VERDURAS POCHADAS. Se necesita la parte abierta de un congrio hecha rodajas. Un kilo de mejillones. Fumé de pescado. Un kilo de patatas. Medio de guisantes frescos o congelados. Un pimiento verde y otro rojo, cebolla, ajo, perejil, puerro, pimentón dulce o azafrán en rama, vino blanco, agua, aceite, una hoja de laurel y sal. PREPARACIÓN: Con la cabeza del congrio y el final de la cola, (o restos de otros pescados) preparar, en un puchero con agua, sal, un casco de cebolla, la parte verde de un puerro y una rama de perejil, un caldo de pescado. Dejar hervir unos veinte minutos, desespumar, colar y reservar. Limpiar bien los mejillones, ponerlos en una cazuela con un poco de agua y vino blanco, tapar y dejar que se abran al vapor. Tirar una de sus cáscaras, reservar las otras. Las más bonitas, las conservaremos con su carne, al resto le sacaremos el mejillón y reservaremos. Colar el líquido resultante, mezclarlo con el fumé de pescado. Seguir reservándolo. En una tartera amplia, echar un poco de aceite, que cubra el fondo, dejar calentar y añadir un diente de ajo cortados en láminas, dejar que tome color. Picar finamente una cebolla, añadirla a los ajos, rehogar, incorporar un puerro en trocitos y los pimientos cortados en tiras, seguir rehogando, echar los guisantes, poner a todo el punto de sal y dejar pochar todo junto un buen rato. Cuando el sofrito casi está, se añade un tomate natural pelado, bien maduro y en trocitos pequeños, dejar hacer, añadir una copa de vino blanco, subir el fuego para que se evapore el alcohol y es el momento de añadir las patatas cortadas en rodajas un poco gorditas, el azafrán o el pimentón, los mejillones sin cáscaras, la hoja de laurel y un majado de perejil y ajo. Remover para que las patatas se impregnen bien con el sabor de las verduras, regar el conjunto con el caldo reservado, dejar cocer. Cuando las patatas están a punto, es el momento de poner encima las rodajas de congrio, dejar que todo junto de un hervor, dos a tres minutos son suficientes, retirar la cazuela del fuego, taparla y esperar otros tres minutos más. Como soy incapaz de seguir una receta al pie de la letra, me pareció mejor pasar las rodajas de congrio por harina y en un poco de aceite bien caliente, les di vuelta y vuelta e incorporé a la cazuela. De esta manera he logrado que la salsa quedase más gordita y ligada. Se sirve el plato poniendo alrededor los mejillones con una de las cáscaras, se espolvorea todo con perejil o cebollino picadito y se decora al gusto: tiras de pimientos asados, huevo cocido, gambones salteados etc. Madre, tengo que dejarte, es hora de echar el congrio. Anthony está a punto de llegar. Muchos besos y un fuerte abrazo de tu hija. Kasioles.