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domingo, 30 de enero de 2011

PARA EL DÍA DE REYES, ALGO CALENTITO: UN POTAJE DE GARBANZOS CON ESPINACAS

Querida madre: Los días se suceden a una velocidad…. Otra vez me tienes contigo, te pondré al día de todo lo que hemos hecho.

El día de Reyes ya se ha quedado atrás. ¡Cuántas ilusiones se hicieron realidad! ¡Con qué alegría esperaban la llegada de ese día los más pequeños! Tendrías que ver sus caritas abriendo regalos….

Madre, ¡cómo ha cambiado la vida! ¿Recuerdas aquellas muñecas de cartón piedra que me llenaban de alegría?

Tengo que reconocer que eran feas, pero a mi me parecían preciosas.

Años después, los Reyes me trajeron una Mariquita Pérez, aquello era el no va más ¡qué feliz he sido a vuestro lado!

¡Cuánto cariño me habéis dado! Nunca dejaré de dar gracias por haberos tenido.

Mi padre, que hace años lo perdí, sigue tan presente en mi corazón, que cuando me refiero a ti madre, cuando te digo que te quiero y lo mucho que te necesito, también me estoy refiriendo a él. Yo confío en que llegue a oírme y su imagen conserve esa sonrisa dulce y cariñosa que lo caracterizaba.

Quería contarte lo del día de Reyes y se me ha ido un poco la onda.

En nuestra casa habían dejado regalos para todos, ¡Qué alegría tuvieron al desenvolver los paquetes y ver sus juguetes Alexis y Laura!

El resto de los nietos estaban con sus otros abuelos.

¡Tenías que ver a Laura paseando con un bolso de Barbie, colgado del hombro y tirando de un perro blanco, articulado, que sólo le faltaba hablar!

Alexis estaba feliz con su patinete.

En la foto del plato que te envío hoy, verás unos cuantos regalos, dos de ellos son para ti, ¡sorpresa!

Madre, cuídate mucho, tienes que venir a abrirlos, ya sabes que te esperamos encantados.

Y ahora paso a escribirte la receta, es la que a ti te gusta:

Poner a remojar 300 gramos de garbanzos. Al día siguiente, en una olla a presión, echar agua (la suficiente para que pueda cubrir los garbanzos), dejar calentar, añadir los garbanzos con un diente de ajo troceado, una hoja de laurel, media cebolla picada y un puerro troceado, poner el punto de sal o una pastilla de caldo de ave, cerrar la olla y dejar cocer durante un cuarto de hora.

Mientras, en una sartén con aceite, freír dos rebanadas de pan, pasarlas a un vaso batidor junto con una docena de avellanas o almendras tostadas, reservar.

En la misma sartén, echar dos dientes de ajo laminados, cuando tomen color, echar pimentón dulce ¡cuidado no se queme! Añadir un poco del caldo de la cocción de los garbanzos, volcar todo en el vaso de la batidora, triturarlo. Incorporar a la olla, remover para mezclar.

Por último, añadir medio kilo de espinacas troceadas y unos huevos duros picaditos, dejar unos minutos para que todo junto de un hervor.

Tengo que finalizar la carta, dentro de unos días volverás a recibir otra.

Muchos besos, madre, muchos abrazos, y, lo más importante, lo que jamás te faltará, es el cariño de tu hija.

                  Kasioles

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