Seguidores

lunes, 9 de noviembre de 2015

ROSQUILLAS AL AROMA DE NARANJA Y DE LIMÓN

Querida madre: Después de lo que te conté la semana anterior, sobre mi encuentro con Sandro, aún tengo más cosillas que quiero que sepas.

¿Recuerdas que habíamos quedado en volvernos a ver?

Habían sido tantas emociones juntas… tenía que “digerirlas” y dedicarles un tiempo (que en ese momento no disponíamos ninguno de los dos), para charlar y recordar.

Como había que aprovechar el día al máximo, acordamos en que desayunaríamos en una cafetería del centro, la que está pegada al Ayuntamiento.

Era la primera vez que quedaba con una persona del género masculino desde el fallecimiento de Anthony ¡qué nervios!

Reflexioné más de una vez y me dije que no tenía motivos para estar así, que le conocía, que era un gran amigo y que, pese a que habían transcurrido muchos años sin vernos, las raíces de aquella amistad tenían que ser profundas y yo le recordaba como una gran persona.

A lo que voy, me arreglé como si fuera a una fiesta, lo digo porque me puse un vestido (aparqué los pantalones pitillo y mis botas en el armario) y me subí a mis altos tacones negros, no me maquillé (he dejado de hacerlo desde que él no está) tan solo me puse unas gotas del perfume que a Anthony le gustaba tanto, se llama Poême y cierto es que, cuando su frescor acaricia mi piel, me imagino que alguien susurra en mi oído un poema de amor.

Madre, por esta vez no quiero ser demasiado pesada, te seguiré contando en otra, ahora escucha esta canción, se titula Flor de Azalea:



De nuevo recojo esa palabra que nos deja Sindel para esta semana: AMANECER.

 Y al encontrarte
Al saber de ti
De tu vida y tu pasado…
Siento que renace en mí
La ilusión que había olvidado.
 
Cuando hoy al despertar
 Veo amanecer el día
Me digo que ya hay motivo
Para salir a la calle
Y liberar mi agonía.

Prometo acudir a la cita
Revivir nuestro pasado
Verme tan joven, como ayer
¡Como si el tiempo se hubiera parado!

Como sé que le gustan las rosquillas, he preparado éstas pensando en él.

INGREDIENTES: La mitad de un bote pequeño de leche condensada, dos huevos grandes, 60cc de aceite de oliva de sabor suave, las ralladuras de una naranja y de un limón y unos 350g de harina tamizada con un sobre de levadura Royal.

PREPARACIÓN.
1-   Rallar la piel del limón y la naranja (como la que tenía era muy grande, he utilizado sólo la mitad). Reservar.

2-   En un bol, echar el medio bote de leche condensada y el aceite.

3-   Añadir los dos huevos y las ralladuras del limón y de la naranja.

4-   Batir hasta que todos los ingredientes estén perfectamente mezclados.


5-   Añadir, poco a poco, la harina mezclada con la levadura y tamizada.

6-   Mezclar, con ayuda de una varilla, hasta que se vaya incorporando la harina.

7-   Cuando cueste trabajo mover la masa con la varilla, se seguirá amasando a mano hasta que se despegue de las paredes.

8-   Cortar trocitos pequeños de masa, hacer con ellos un rulo alargado y unir los extremos para formar las rosquillas. Reservar.

9-   Para el paso final, necesitaremos aceite de girasol, azúcar glass y la cáscara de un limón.

10-  Poner sobre el fuego una sartén con abundante aceite y la cáscara de limón, dejar calentar no demasiado.

11- Freír por tandas las rosquillas.

12- Pasarlas a una fuente con papel absorbente para eliminar el exceso de grasa.

13- Espolvorearlas con azúcar glass y empezaréis a comer sin parar.




Volveré para seguir contándote, mientras, te mando mis cariños y los de toda esta familia.

                                   Kasioles