Querida madre: Te escribo en un atardecer oscuro, hoy no ha salido el sol, pero una lucecita brilla en mi memoria, es el recuerdo del viaje que hice a París con dos de mis hijas ¿Será que se acerca el día de San Valentín y París es la ciudad de la luz y el amor?
Tanto Anthony como tú ya no estabais, pero me encantaría
haber hecho el viaje con él.
Y como soñar no cuesta nada… Quiero imaginar que vamos
juntos paseando
por la Place Saint André des Arts, está en el barrio latino,
tiene fama por sus universidades y ambiente bohemio, en sus calles peatonales
hay cantidad de tiendas de antigüedades y galerías de arte, me ha llamado la
atención este cuadro.
Atrás habíamos dejado la fuente de San Michel y nos perdimos por las calles donde abundan boulangeries y pâtisseries, el olor a mantequilla que desprenden abre el apetito a cualquiera y es de obligado cumplimiento el hacer una paradita para degustar un rico gâteau o un croissant recién horneado.
Como dos turistas enamorados, nos subimos al Bateau
Mouche, fue un inolvidable y precioso crucero guiado por el Sena, algo para no
olvidar, por momentos, teniéndolo a mi lado, tuve la sensación de estar en el
cielo.
Y para dar gracias por todo lo vivido, nos adentramos en
la Catedral de Notre Dame, es una joya de la arquitectura gótica, sus rosetones
y vidrieras llenas de color, son para dejar huella en la memoria de todo el que
haya tenido la suerte de visitarla antes del devastador incendio.
Los días se nos pasaban en un vuelo, pero no podíamos
dejar de acercarnos a Montmartre o barrio de los pintores,(Anthony me animó a
que posase y me hicieran un retrato), allí está el Sacré Coeur, otra de las
maravillas de París, se puede subir hasta la cúpula de la basílica, las vistas
son espectaculares, lo mismo ocurre desde la torre Eiffel, impresionante
construcción en hierro de unos 300m de altura.
Es casi pecado no hablar de los museos, pero el recorrido
se haría demasiado largo.
Llegada la noche, y en un bistro de París...
atraída hacia tu pecho
me rozabas con un beso
bajo un puente de París.
del amor que nos unía
de la pasión reprimida
bajo la luz de París.
Y en un bistro con solera
a la luz de las estrellas
sellábamos con un beso
estar soñando en París.
Y para celebrar de alguna manera este día en el que los
enamorados se juran amor eterno, brindemos con con una copa de algo muy
español: AGUA DE VALENCIA.
INGREDIENTES: 8 naranjas más o menos, (necesitaremos
400ml de su zumo),400ml de cava frío, 200ml de ginebra, otros 200 de vodka y
100g de azúcar.
PREPARACIÓN: Es tan sencilla, que no necesita fotos para
que se entienda perfectamente.
Exprimir las naranjas, colar el zumo resultante y verter en una jarra, añadir el resto de los ingredientes y remover con una cuchara larga hasta que el azúcar se haya disuelto por completo.
Servir en copas, adornar con una rodaja de naranja y, si se quiere, se pueden añadir unos hielos.
Brindemos en un ambiente de amistad y alegría, estáis todos invitados.
Y ya termino enviando cariños y abrazos para los que siempre añoro y llevo en el corazón.
Kasioles