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domingo, 24 de febrero de 2013

TARTA DE QUESO Y FRUTAS PARA MANOLO


Querida madre: Me imagino que habrás echado en falta mis cartas, seguro que te habrás preguntado ¿qué le habrá pasado a mi hija?
 
Comprenderás, que yo tampoco me he sentido muy feliz al no poder comunicarme contigo y con todos nuestros amig@s que, puntualmente y, semana tras semana, nos visitan y siguen. Mil disculpas. Lo que ha ocurrido ha sido completamente ajeno a mi voluntad.
 
He tenido a tus biznietos en casa, estuvieron varios días con fiebre (los virus abundan este año y a todos les ha tocado algo) y, más tarde, al no tener clase, por ser carnavales, también me los han traído para que estuviesen mimados por su abuela. ¡Cuánto me gustaría que los vieras! Alexis, el más pequeño, el que tú no llegaste a conocer, pronto cumplirá cinco años ¡cuánto me quiere!
 
 
Y como la abuela les consiente casi todo, se pasan largos ratos jugando con el ordenador. Ignoro lo que ha podido pasar, pero el caso fue que, al intentar enviarte la carta que tenía preparada con la receta del bacalao con leche, mi sorpresa fue grande al comprobar que mi blog se había convertido en una página vacía de color rojo.
 
 
Más tarde me he quedado sin correo y completamente incomunicada.
 
La avería fue grande pero, después del susto, he tenido suerte, me han podido rescatar casi todo lo que tenía guardado.
 
Y una vez que he aclarado mi ausencia y mi silencio, paso a comunicaros que hoy debemos felicitar a un amigo bloguero.
 
MIL FELICIDADES A MANOLO, ES SU CUMPLEAÑOS.
 
Aunque nunca he contado nada, hoy, por ser su día, quiero revelaros algo:
 
En el viaje que hice a Málaga, con mis hijas, no he dicho toda la verdad.
 
Al pasar por Sevilla, nos desviamos un poco de la dirección que llevábamos y aproveché para conocerle.
 
Con anterioridad, había hablado con él, quedamos en que me esperaría en una cafetería, en pleno centro histórico: Ochoa, así se llamaba.
 
Mis hijas prefirieron ir a visitar los alrededores y decidimos que  vendrían a buscarme dentro de dos horas.
 
Los 120 minutos de que disponíamos, bien aprovechados, fueron suficientes para contarnos parte de nuestras vidas.
 
A mí me gusta más escuchar que hablar y Manolo necesitaba a una amiga paciente que le comprendiera, la abuela Kasioles era la persona idónea.
 
Mi sorpresa fue grande cuando se levantó de una mesa que estaba cerca de una preciosa buganvilla de color fucsia.
 
Cuando me saludó, tuve que levantar la cabeza hasta encontrarme con unos ojos brillantes que desprendían bondad y confianza.
 
Manolo es, como diríamos en mis tiempos, un chicazo todavía joven y guapo.
 
Confieso que agradecí que nos sentásemos a charlar, en caso contrario, acabaría con dolor de cuello por mirar tan alto, como él ha dicho en una ocasión: Soy grande.
 
Para aquellas que tengáis un corazón libre, para vosotras jóvenes y no tan jóvenes, que soñáis con el amor, os voy a presentar a Manolo:
 
Pese a su apariencia un tanto tímida, que le da un encanto especial (era la primera vez que nos veíamos) es simpático, extrovertido y siempre está dispuesto a conocer gente y hacer nuevas amistades. Esos amigos, le pueden durar toda la vida, sabe cultivarlos.
 
Tiene una gran emotividad y sensibilidad, también es imaginativo.
 
Es compasivo, muy apasionado, se vuelca con los demás y, si está enamorado, es capaz de vivir eternamente subido a una maravillosa nube. Si logras conquistarlo, tendrás que ayudarle a bajar para que ponga los pies en la tierra.
 
La que disfrute de su compañía y comparta con él un mundo fantástico, soñando despierta a su lado, lo habrá ganado por completo, estoy convencida de que te va a recompensar con un puro y sincero amor.
 
Pero hay que tener cuidado con Manolo, es muy susceptible, hay que mimarlo, quererlo y así evitaremos sus frecuentes cambios de humor.
 
Como tiene una imaginación desbordante, la plasma en la pintura. Es un encanto de hombre.
 
Y… no os digo más, cada una que vaya descubriendo más cosas, es como una caja de sorpresas agradables, merece la pena leerle con atención y calar en su alma.
 
¡FELIZ DÍA EN TU CUMPLEAÑOS, AMIGO MÍO!
 
Para celebrarlo, te he preparado una tarta de queso, de esas fáciles, es la ideal para aquellos que empiezan a investigar en los placeres de la cocina.
 
INGREDIENTES PARA HACER LA BASE: 160 g de galletas y 80 g de mantequilla fundida.
 
 
 
NGREDIENTES DEL RELLENO.: Un sobre para hacer flan, de esos pequeños que salen unas cuatro o cinco raciones, 200 ml de nata líquida, un bote pequeño de leche condensada y dos tarrinas de queso blando, para untar (tipo philadelphia)
 
 
COBERTURA: Mermelada de fresas, arándanos o moras, un poquito de agua y una hoja de gelatina neutra.
 
REPARACIÓN:
1. Romper un poco las galletas, meterlas en una bolsa de plástico y, con ayuda de un rodillo, las trituramos hasta formar con ellas una especie de pan rallado. Reservar en un cuenco.
 
 
 
2. Derretir en el microondas la mantequilla.
 
3. Mezclar la mantequilla con las galletas trituradas, mezclar bien hasta que se forme una especie de pasta que nos recuerde a la arena mojada.
 
 
 
 
4. Cubrir con esta pasta todo el fondo de un molde circular, (desmontable), presionar con las manos para extenderla bien, hasta que quede uniforme toda la superficie.
 
 
 
 
5. Meter el molde, con la base de galleta, en el frigorífico para que se endurezca.
 
6. Preparar el relleno poniendo, en una cazuela, los cuatro ingredientes, colocarla sobre el fuego, no fuerte. Remover enérgicamente para que no queden grumos y el preparado del flan se haya disuelto. Más fácil, meter la batidora.
 
 
 
 
7. Subir un poco el fuego y, sin dejar de remover, dejar hasta que hierva. Retirar del foco de calor.
 
 
 
 
8. Sacar del frigorífico el molde, rellenarlo con el preparado de queso y demás ingredientes. Dejar enfriar dentro del frigorífico unas cuantas horas.
 
 
 
 
9. Cuando esté bien frío, se cubre con mermelada de fresa aligerada con dos cucharadas de agua. Ponerla a calentar, remover bien, retirar y, ya fuera del fuego, añadir una hoja de gelatina remojada en agua fría (cinco minutos son suficientes) y bien escurrida. Remover bien hasta que se disuelva.
 
 
 
 
 
10.Extender la mermelada sobre la tarta y decorar a gusto.
 
 
 
Yo he  utilizado una mermelada hecha con las moras de un árbol al que quiero mucho.
 
Con todo lo dicho, doy por terminada la carta de esta semana, pero antes, quiero desear, a nuestro común amigo Manolo, que disfrute de un día muy feliz, con esperanza, con ilusión en el mañana y que nunca, nunca, pierda la alegría de la vida.
 
Para ti, mi querida madre, te mando besos y abrazos.
Con todo el cariño.
                                Kasioles