Querida madre: Me
imagino que habrás echado en falta mis cartas, seguro que te habrás preguntado
¿qué le habrá pasado a mi hija?
Comprenderás, que yo
tampoco me he sentido muy feliz al no poder comunicarme contigo y con todos
nuestros amig@s que, puntualmente y, semana tras semana, nos visitan y siguen.
Mil disculpas. Lo que ha ocurrido ha sido completamente ajeno a mi voluntad.
He tenido a tus
biznietos en casa, estuvieron varios días con fiebre (los virus abundan este
año y a todos les ha tocado algo) y, más tarde, al no tener clase, por ser
carnavales, también me los han traído para que estuviesen mimados por su
abuela. ¡Cuánto me gustaría que los vieras! Alexis, el más pequeño, el que tú
no llegaste a conocer, pronto cumplirá cinco años ¡cuánto me quiere!
Y como la abuela les
consiente casi todo, se pasan largos ratos jugando con el ordenador. Ignoro lo
que ha podido pasar, pero el caso fue que, al intentar enviarte la carta que
tenía preparada con la receta del bacalao con leche, mi sorpresa fue grande al
comprobar que mi blog se había convertido en una página vacía de color rojo.
Más tarde me he quedado sin correo y completamente incomunicada.
La avería fue grande
pero, después del susto, he tenido suerte, me han podido rescatar casi todo lo
que tenía guardado.
Y una vez que he
aclarado mi ausencia y mi silencio, paso a comunicaros que hoy debemos
felicitar a un amigo bloguero.
MIL FELICIDADES A MANOLO, ES SU CUMPLEAÑOS.
Aunque nunca he
contado nada, hoy, por ser su día, quiero revelaros algo:
En el viaje que hice
a Málaga, con mis hijas, no he dicho toda la verdad.
Al pasar por
Sevilla, nos desviamos un poco de la dirección que llevábamos y aproveché para
conocerle.
Con anterioridad,
había hablado con él, quedamos en que me esperaría en una cafetería, en pleno
centro histórico: Ochoa, así se llamaba.
Mis hijas prefirieron
ir a visitar los alrededores y decidimos que
vendrían a buscarme dentro de dos horas.
Los 120 minutos de
que disponíamos, bien aprovechados, fueron suficientes para contarnos parte de
nuestras vidas.
A mí me gusta más
escuchar que hablar y Manolo necesitaba a una amiga paciente que le
comprendiera, la abuela Kasioles era la persona idónea.
Mi sorpresa fue
grande cuando se levantó de una mesa que estaba cerca de una preciosa
buganvilla de color fucsia.
Cuando me saludó,
tuve que levantar la cabeza hasta encontrarme con unos ojos brillantes que
desprendían bondad y confianza.
Manolo es, como diríamos
en mis tiempos, un chicazo todavía joven y guapo.
Confieso que
agradecí que nos sentásemos a charlar, en caso contrario, acabaría con dolor de
cuello por mirar tan alto, como él ha dicho en una ocasión: Soy grande.
Para aquellas que
tengáis un corazón libre, para vosotras jóvenes y no tan jóvenes, que soñáis
con el amor, os voy a presentar a Manolo:
Pese a su apariencia
un tanto tímida, que le da un encanto especial (era la primera vez que nos
veíamos) es simpático, extrovertido y siempre está dispuesto a conocer gente y
hacer nuevas amistades. Esos amigos, le pueden durar toda la vida, sabe
cultivarlos.
Tiene una gran
emotividad y sensibilidad, también es imaginativo.
Es compasivo, muy
apasionado, se vuelca con los demás y, si está enamorado, es capaz de vivir
eternamente subido a una maravillosa nube. Si logras conquistarlo, tendrás que
ayudarle a bajar para que ponga los pies en la tierra.
La que disfrute de
su compañía y comparta con él un mundo fantástico, soñando despierta a su lado,
lo habrá ganado por completo, estoy convencida de que te va a recompensar con
un puro y sincero amor.
Pero hay que tener
cuidado con Manolo, es muy susceptible, hay que mimarlo, quererlo y así
evitaremos sus frecuentes cambios de humor.
Como tiene una
imaginación desbordante, la plasma en la pintura. Es un encanto de hombre.
Y… no os digo más,
cada una que vaya descubriendo más cosas, es como una caja de sorpresas
agradables, merece la pena leerle con atención y calar en su alma.
¡FELIZ DÍA EN TU CUMPLEAÑOS, AMIGO MÍO!
Para celebrarlo, te
he preparado una tarta de queso, de esas fáciles, es la ideal para aquellos que
empiezan a investigar en los placeres de la cocina.
INGREDIENTES PARA
HACER LA BASE: 160 g de galletas y 80 g de mantequilla fundida.
NGREDIENTES DEL
RELLENO.: Un sobre para hacer flan, de esos pequeños que salen unas cuatro o
cinco raciones, 200 ml de nata líquida, un bote pequeño de leche condensada y
dos tarrinas de queso blando, para untar (tipo philadelphia)
COBERTURA: Mermelada
de fresas, arándanos o moras, un poquito de agua y una hoja de gelatina neutra.
REPARACIÓN:
1. Romper un poco las galletas,
meterlas en una bolsa de plástico y, con ayuda de un rodillo, las trituramos
hasta formar con ellas una especie de pan rallado. Reservar en un cuenco.
2. Derretir en el microondas la
mantequilla.
3. Mezclar la mantequilla con las
galletas trituradas, mezclar bien hasta que se forme una especie de pasta que
nos recuerde a la arena mojada.
4. Cubrir con esta pasta todo el
fondo de un molde circular, (desmontable), presionar con las manos para
extenderla bien, hasta que quede uniforme toda la superficie.
5. Meter el molde, con la base de
galleta, en el frigorífico para que se endurezca.
6. Preparar el relleno poniendo,
en una cazuela, los cuatro ingredientes, colocarla sobre el fuego, no fuerte. Remover
enérgicamente para que no queden grumos y el preparado del flan se haya
disuelto. Más fácil, meter la batidora.
7. Subir un poco el fuego y, sin
dejar de remover, dejar hasta que hierva. Retirar del foco de calor.
8. Sacar del frigorífico el
molde, rellenarlo con el preparado de queso y demás ingredientes. Dejar enfriar
dentro del frigorífico unas cuantas horas.
9. Cuando esté bien frío, se
cubre con mermelada de fresa aligerada con dos cucharadas de agua. Ponerla a
calentar, remover bien, retirar y, ya fuera del fuego, añadir una hoja de
gelatina remojada en agua fría (cinco minutos son suficientes) y bien
escurrida. Remover bien hasta que se disuelva.
10.Extender la mermelada sobre la tarta y decorar a gusto.
Yo he utilizado una mermelada hecha con las moras
de un árbol al que quiero mucho.
Con todo lo dicho,
doy por terminada la carta de esta semana, pero antes, quiero desear, a nuestro
común amigo Manolo, que disfrute de un día muy feliz, con esperanza, con
ilusión en el mañana y que nunca, nunca, pierda la alegría de la vida.
Para ti, mi querida
madre, te mando besos y abrazos.
Con todo el cariño.