Querida madre: Acabamos de llegar a casa. Anthony y yo hemos asistido a una conferencia del Dr. Rojas. Estamos encantados de haber ido ¡cuánta gente aguardaba paciente con la esperanza de poder entrar! Hemos sido unos privilegiados. Más de cien personas se han tenido que marchar por no tener cabida en la sala. Una vez llena, se cerraron las puertas.
Lo primero que hago es escribirte, quisiera, de alguna manera, transmitirte toda la emoción que he experimentado al escucharle ¡ha sido fantástico! Su personalidad transmite paz, serenidad, paciencia y amor.
El tema expuesto es muy complejo: Mujeres y depresión.
¿Quién de nosotras a lo largo de la vida no ha tenido momentos de tristeza?
Por naturaleza, por el mero hecho de ser mujeres y debido a modificaciones hormonales, solemos tener días en los que nos sentimos en baja, nos sentimos tristes, solemos decir: Estamos “depre”.
Pero esto, no es nada comparado con la verdadera depresión ¿qué poderoso imán tiene esta enfermedad para que nos aparte de ver la realidad? Nos sumerge en un pozo y no nos deja ver la luz.
Recuerdo una de sus frases: “El que no ha tenido una depresión, no sabe lo que es la tristeza en su intensidad”
Cuando perdemos a un ser querido, nos invade la pena, creemos que nuestro dolor no puede ser mayor, nos domina la tristeza pero…. Después de escucharle, me han entrado ganas de correr, de escapar, no quisiera que las afiladas garras de la enfermedad puedan atraparme.
¡Qué poco entendemos a la persona deprimida! ¡Qué difícil es ayudarla!
También nos habló del amor, de lo fácil que es enamorarse y de lo difícil que es mantenerse enamorado.
Yo pienso muchas veces en el amor, vivo el amor, ese amor por Anthony, el que nos ha mantenido y mantiene unidos a lo largo de los años.
El profesor decía: No hay felicidad sin amor y no hay amor sin renuncias. El amor es alquimia, magia. El amor es una tarea, es un trabajo.
Quiere decir, o al menos así lo he interpretado, que al amor, como algo vivo, hay que cuidarlo, mimarlo, como al niño pequeño que se le da de comer todos los días.
Y… hablando de comida, hoy he preparado un postre con mucha fibra, rico, natural y muy fácil de hacer.
PIÑA BRASEADA CON SALSA DE TOFFE:
Pelar bien la piña, cortarla en rodajas, descorazonarlas y dividir cada círculo en dos, reservar.
Poner una cazuela sobre el fuego con azúcar, unos 250 gramos, añadirle unas gotas de limón y esperar a que se haga un caramelo.
Cuando esté, echaremos como unos hilos sobre un papel blanco de hornear. Dejar enfriar.
Mientras, añadiremos al caramelo restante la nata líquida, volveremos a colocar la cazuela sobre el fuego y, sin dejar de remover, se va formando la salsa de toffe a medida que la nata va reduciendo y el caramelo se derrite.
En otra sartén grande, colocar una nuez o dos de mantequilla, dejar derretir y añadir las medias rodajas de piña. Dejar que tomen color por los dos lados.
Se presentan las rodajas, solapándolas, en una fuente rectangular, se salsean con el toffe y se adornan con frutas. Como toque final, se despega con cuidado el caramelo del papel y se coloca encima de la piña.
La receta no es mía, la presentación menos, es obra de tu nieto Willi, ya sabes que vale para todo lo que se proponga. La foto también está hecha por él.
Me ha dicho, que cuando te escriba, te mande un montón de abrazos, sigue igual de cariñoso.
Yo también te mando otro montón, reparte con Josep.