Querida madre: Con
frío y lluvia (ya amainó el viento) se va pasando esta estación invernal, los
días tienen alguna hora más de luz y dentro de poco volverán a brotar los
árboles. ¡Qué rápido se me pasan los meses!
De un tiempo a esta
parte, tengo la sensación de que los días tienen menos horas, no me explico
como ahora, que te estoy escribiendo, dentro de nada vuelvo a hacerlo porque ya
se ha pasado una semana.
Madre, es como si
los días tuviesen alas y las horas fuesen mariposillas que vuelan incansables o
estrellas fugaces que somos incapaces de retener ¡Ay madre si yo pudiese
detener el tiempo y volver al pasado!
El sábado he ido al
pueblo, os hice la visita de costumbre, no hay vez que vaya que no me acerque
hasta allí, no lo puedo remediar.
Aquello da pena
verlo, el viento ha hecho de las suyas y el camposanto aparece sembrado de
flores marchitas, maceteros rotos y flores de plástico descoloridas.
Una nota de vida
son los durillos que resisten arrogantes al frío y las violas y pensamientos
que siguen vivos pero, tan prudentes, que apenas asoman por las jardineras.
Este mes despierta mi nostalgia pero, aún así,
he querido escribir algo para él, no podía olvidar el día de los enamorados, es
una forma de recordarlo y que siga vivo en mi corazón.
Prepararé, sólo
para ti, lo que más te gustaba.
Te esperaré
paciente e ilusionada.
Notarás mi amor en
cada detalle, en cada palabra.
Y soñaremos juntos
hasta la madrugada.
En este 14 de
Febrero
Quisiera dilatar el
pasado
Para vivir el
presente
Con la ilusión del
ayer
Y la dicha de
tenerte.
Me regalarías flores
Como muestra de tu
amor
Un amor que, día a
día,
Abonamos sin medida
Y acrecentó la
pasión.
Nunca he podido
pensar
Que llegaría el
momento
En que a mí me
faltaría
Tu regalo en este
día
Y el beso de buenos
días.
¡Amor!
No te extrañe que
te escriba
Sé que no me leerás
Pero el corazón me
dice
Que debo seguir
soñando
Para tenerte,
quererte
Y no olvidarte
jamás.
Como ya
llega la hora de preparar el plato de esta semana, hoy quiero hacerlo en honor
a una amiga bloguera que vive en Brasil, su nombre es Mª Gloria D'amico y la
receta es de ella, la encontré un día en su blog Fare la Scarpetta,
La hizo en Navidad
con una paleta de cerdo marinada con cítricos, aquél olor que desprendía, se
propagó por toda la blogosfera y allí estaba Kasioles para recopilar los datos
y traerla hoy a este espacio.
No he seguido su
receta al pie de la letra, no tenía ni romero fresco ni apio, tampoco la paleta
de cerdo, lo tuve que hacer con cabecero, pero le doy las gracias de igual
manera, ya que el resultado ha sido fantástico y ha encantado a toda mi
familia.
CABECERO DE CERDO
AL AROMA DE CÍTRICOS.
INGREDIENTES: Un
cabecero de cerdo con hueso, de 3kg más o menos, tres hojas de laurel, 4
clavos, yo puse 6, pimienta negra molida, yo tenía roja y negra, eché unos 15 gramos , una cucharada
de azúcar moreno, el jugo y la ralladura de una naranja, las ralladuras de un
limón, 7 dientes de ajo ligeramente machacados, 3 zanahorias, dos cebollas,
cucharada y media de sal gorda, un buen vaso de vino blanco y un pimiento
verde, ella no lo puso.
PREPARACIÓN:
1- Decir al carnicero que nos dé unos cortes a
la carne, condimentarla con una cucharada de sal bien repartida y la pimienta
roja y negra.
2- Aplastar un poco los ajos en un mortero.
Reservar.
3- Rallar las pieles de naranja y limón.
Exprimir el jugo de la naranja. Reservar.
4- Poner en una fuente amplia la carne
salpimentada e ir echándole todas las especias de la marinada: romero, laurel,
clavos, el azúcar, los ajos, una cebolla troceada (reservar la otra), las
ralladuras de limón y de naranja, el jugo de la naranja y un buen vaso de vino
blanco. En esta marinada se deja la carne toda una noche, es conveniente darle
vueltas de vez en cuando para que se impregne bien por todos los lados.
5- Al
día siguiente, sacar la carne de la marinada y escurrirla bien (ella aconseja
secarla), En la bandeja de horno, preparar una cama con la cebolla troceada,
las zanahorias en rodajas y el pimiento verde en aros (ella no lo ha puesto).
6- Cubrir con las patatas cortadas en
rodajas gruesas, echar la media cucharada de sal, regarlas con un poco de
aceite y un vasito de la marinada después de haberla colado.
7- Colocar la carne encima de las patatas.
8- Meter al horno precalentado a 200 grados,
los 30 primeros minutos y luego hornear a 180 grados 3-4 horas, yo lo he dejado
4 horas a 160 grados y le he dado vuelto cada hora o algo menos.
9- El resultado final, después de saborear
esta ración, es que sólo han quedado los huesos. Me han dicho que tengo que
repetirlo
.
Una vez más, tengo
que darte las gracias, Mª Gloria.
Y acabo esta carta
enviándoos un montón de cariños y abrazos.