Mi querida madre: Un año más y se acercan estas fiestas que tan buenos y a la vez, tristes recuerdos me traen.
Con las nuevas tecnologías hemos logrado hacer cosas insospechadas, pero lo que nunca lograremos es detener el tiempo.
Reconozco, apruebo y hasta comparto, la alegría que estas fiestas representan para muchos de vosotros, aún recuerdo la emoción que sentía cuando, tras recorrer más de 400 km, podía abrazar tanto a papá como a ti, mi dicha era indescriptible, no así cuando llegaba el día de la vuelta a esta tierra castellana, se me encoje el corazón con tan solo recordarlo.
Hoy me toca afrontar pérdidas, y aunque en mi mesa sé que habrá más de una silla vacía, no por eso dejaré que me arrastre la añoranza, como dice una amiga mía, Marina Filgueira, por los hijos y nietos somos capaces de todo.
Y sí, madre mía, adornaré mi mesa como a ti te gustaba, me esmeraré en la comida para prepararles a hijos y nietos lo que más les agrada y disfrutaré de esas incomparables calorías afectivas que manan de una familia unida, mas, no por eso, dejaré de recordaros y quereros, siempre os llevo anclados en el pensamiento y en mi corazón.
Erais la luz
que iluminaba mis días,
el consuelo de mis penas
y el motivo de alegrías.
Erais ese sol
que asoma por mi ventana
me acaricia en la mañana
dándome calor y vida.
Tanto erais la dulce canción de cuna
pilares en que me apoyaba
porque me sentía niña.
Tras perderos…
¡Tuve que hacerme mayor
y caminar sola en la vida!
Y por no perder la buena costumbre de meterme en la cocina, hoy voy a dejaros un postre fácil hecho con yogur y queso.
INGREDIENTES: 4 huevos tamaño L, 160g de azúcar, 1 limón, 4 yogures griegos, una tarrina de queso mascarpone de cuarto kilo, una cucharada con copete de maicena. Para decorar he utilizado unas cerezas en almíbar y unas hojitas de menta,
1- En un recipiente hondo echar los 4 huevos con el azúcar, batir con unas varillas eléctricas hasta que queden blanquecinos y hayan duplicado su volumen.
3- Añadir los yogures, el queso mascarpone y la cucharada colmada de maicena, batir para mezclar y que no haya grumos.
4- Preparar un molde redondo desmontable de unos 22-24 cm con papel en la base.
5- Rellenar con la mezcla obtenida y meter en el horno precalentado a 175 grados, con calor arriba y abajo, durante 45- 60 minutos. En un principio sube como si llevase levadura, pero al templar va bajando, es el momento de desmoldar y decorar.
Esta tarta se la he regalado a mi cuñado que es un fan de todo lo dulce, yo no la he probado, pero él me ha dicho que estaba deliciosa y muy suave.
Para finalizar, dejo un ramillete de cariños para todos vosotros y otro muy especial para los que ya estáis en esa otra dimensión, os quiero con el alma.
Kasioles