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lunes, 7 de diciembre de 2015

POTAS ENCEBOLLADAS

Querida madre: Estoy segura de que, por alguna rendija del cielo, has tenido que vernos a todos juntos el día del cumpleaños de Máriel. Ha sido un día para recordar, ya te contaré en otra carta.

Ahora voy a continuar con aquella conversación que mantuve con el Sr que se sentó a mi lado en el autobús.

Aquella relación que inició con la señora de Lugo, por lo que deduje, no debió de durar mucho tiempo.

Se veían de vez en cuando, sólo cuando ella podía.

Habitualmente, ella cumplía con su misión de abuela y cuidaba a una nieta de año y medio.

La espera lo impacientaba y, la distancia, también se estaba convirtiendo en un obstáculo para lo que él pretendía de un noviazgo.

Ella sólo le pedía que aguantase hasta que su nieta tuviese tres años y fuese al colegio.

Un día lo decidió y, sin más, la dejó.

Sin darme cuenta, me estaba metiendo en la  historia a medida que me lo iba contando y… como no me parecía bien, no pude por menos que contestarle: Vd no la quería y, mucho menos, estaba enamorado de ella.

Tardó un ratito en responder y al fin escuché: Bueno, es que llegando a una edad…

De siempre me han irritado las personas frías, calculadoras, que anteponen la razón a los sentimientos.

Comprendí enseguida, que ese hombre no buscaba un amor, lo que quería, y creo no equivocarme, era una cuidadora que le tuviese la ropa limpia y la comida a punto.

Ya había encontrado a otra y, por lo limpio y arreglado que iba, doy fe que había encontrado el “AMOR” que buscaba.

¡Menos mal que llegué a mi parada y le perdí de vista!

Por un buen rato me olvidé de Sandro, me puse en la piel de aquella gallega y escribí :





¿Y tú decías quererme?
¿Y tú me jurabas amor?
¿Qué es lo que en ti anida
en lugar de corazón?

¡Qué torpeza del destino
encontrarte en Benidorm!
Parecías tan sincero,
Educado y caballero…

Creí cuanto me decías
Sentía que me querías
Pero hoy he descubierto
Que eras un conquistador.

¿Por qué me elegiste a mí?
¿Algún mal te hice yo?
¡Malaya sea tu suerte
por herir mi corazón!

Y ahora voy a hacer un plato económico, pero con unos resultados sorprendentes ¡Nadie diría que son unas simples choupas (potas) encebolladas!

INGREDIENTES: Dos kilos de potas, 3 puerros, 3 cebollas, 2 hojas de laurel, un vaso de vino blanco (utilicé uno de Serrada que tiene un aroma especial) unos dientes de ajo, perejil, una pastilla de caldo, azafrán en rama, aceite, sal (si fuese necesaria) y agua.
De guarnición, patatas pequeñitas, cocidas previamente con cebolla, laurel, colorante alimentario y sal. Escurrir bien y luego freír.




PREPARACIÓN:
1-   Limpiar las potas y trocearlas. Reservar.

2-   Laminar dos o tres dientes de ajo, picar las cebollas y los puerros. Reservar.

3-   Poner en una sartén un poquito de aceite, dejar calentar y echar las potas troceadas, remover.
    Al mismo tiempo que cambian de color, van soltando mucha agua.
    Tirar toda el agua y reservar las potas bien escurridas.


4-   Cubrir el fondo de una sartén amplia con aceite, dejar calentar y echar los ajos laminados, esperar hasta que tomen color.

5-    Incorporar las cebollas y los puerros troceados, mezclar y dejar pochar.

6-   Pasar el contenido de la sartén a una cazuela amplia y añadir las potas escurridas. Rehogarlas con la verdura durante unos minutos.

7-   Añadir el laurel y la pastilla de caldo. Regar el conjunto con el vino blanco.  Remover.

8-   En un mortero machacar dos dientes de ajo, con el perejil, un poco de sal gorda y unas hebras de azafrán. Aligerar con agua la pasta resultante.

9-   Volcar el contenido del mortero en la cazuela, añadir algo más de agua y espolvorear con el colorante alimentario. Dejar cocer hasta que las potas estén tiernas.


10-    Servir acompañadas de las patatas previamente cocidas y doradas en abundante aceite.


Como el tiempo corre como si participase en una maratón, dentro de nada volveré para dejarte un fuerte abrazo.

Otro muy fuerte para Anthony.

                                               Kasioles