Las tareas que las mujeres realizamos dentro de casa, no enriquecen, a fuerza de repetirlas, se transforman en rutina, yo diría algo más, ni se les da importancia. Solamente se pone el grito en el cielo cuando no están hechas, cuando todo está manga por hombro, es decir, la ropa no está planchada, las pelusas revolotean por la casa y la comida no está a la hora esperada ¡qué desorden! Seguramente, en ese momento, más de uno se dará cuenta y dirá: ¡Bendita ama de casa! ¿Dónde estás?
Como te decía, dejé volar la imaginación y me trasladé a Granada ¡qué viaje tan inolvidable hemos hecho los tres! Anthony quería enseñarte la Alhambra y a ti te había encantado ¿recuerdas lo felices que hemos sido?
Uno de aquellos días, mientras comíamos en la terraza de una gran plaza, escuchábamos una música relajante, a Anthony, que le entusiasma, se levantó para ver quien tocaba. Al fondo de la plaza, sentado en una silla, estaba un hombre muy delgado, alto, con unas gafas casi negras, sujetaba una guitarra y sus dedos, resbalando por las cuerdas, las hacía sonar de tal forma, que la melodía se propagaba por toda la plaza y se integraba en ese encanto especial que tiene la ciudad de Granada.
Anthony, especialista en dialogar, estuvo un rato charlando con él, le contó que era argentino, que estaba casi ciego y que todos los veranos se ganaba la vida tocando por el sur de España.
Para recordar sus canciones, le hemos comprado un CD, más de una vez lo escuchamos cuando vamos en el coche. Alfonsina es preciosa, es la preferida de Anthony.
Para mí, el escuchar esa música, me lleva a tu lado, me trae recuerdos imborrables de lo bien que lo hemos pasado, de lo feliz que te sentías, de lo que hemos reído juntas, algo muy especial que está íntimamente unido a esa ciudad encantada que es Granada.
Madre, cuando vuelvas, te prometo que repetiremos el viaje.
Verás que hoy mi receta va dedicada a Pelusón.
El blog de Pelusón, pertenece a María Pilar, es una de mis seguidoras y le he cogido mucho cariño.
Contaba, que desde la ventana de su casa, puede divisar un mar transparente donde se pueden pescar cantidad de lubinas ¡todo un privilegio poder ver el mar y disfrutar del sabor de una lubina salvaje!
Mi receta: LUBINA CON GUISANTES Y ALMEJAS.
Poner un poco de aceite en una cazuela baja, echar medio diente de ajo laminado y esperar a que tome color, añadir una cebolleta muy picada, rehogar y añadir unos guisantes tiernos, de temporada, poner una pizca de sal y dejar que se vayan pochando lentamente. Si los guisantes no fuesen tiernos, habrá que escaldarlos durante diez minutos.
Cuando los guisantes están, se añaden unas tiritas de jamón serrano, rehogar, rectificar el punto de sal.
Incorporar unas almejas bien lavadas (meterlas en agua con sal para que suelten las arenillas) y regar el conjunto con un majado de perejil, un diente de ajo y una copa de vino blanco. Si fuese necesario, se puede alargar la salsa con un poco de fumé hecho con la cabeza y espina de la lubina o con caldo de la cocción de los guisantes.
Poner una sartén sobre el fuego con unas gotas de aceite, dejar calentar, añadir los lomos de lubina, marcarlos dando vuelta y vuelta. Retirar y añadirlos a la cazuela.
Cuando las almejas se abran, los lomos de lubina también estarán a punto. Acompañar con unas bolas de patata cocida salteadas con un poco de mantequilla y espolvoreadas con perejil picadito.
A la hora de servir, se puede poner sobre los lomos de pescado, una vinagreta hecha con: dados de tomate, limón, aceite y unas alcaparras.
Deseo le guste a Pelusón, lo hice pensando en ella.
Y…por hoy tengo que terminar. Pero ya sabes, madre, que siempre estaré aquí para decirte una y mil veces, lo mucho que te quiero.
Un fuerte abrazo.
Kasioles