Querida madre: Después de tanto tiempo sin salir de vacaciones, aún no sé
cómo me he decidido a ir hasta Nerja con dos de mis hijas.
Habían
pedido unos días de vacaciones y yo, que ya no tengo ningún problema al
respecto, no lo pensé dos veces, hice la maleta y allá me fui camino del sur en
busca de calor.
Ya
conocíamos Málaga y nos apetecía visitar las preciosas playas y calas que
rodean a este municipio turístico de la costa del sol. Hoy me río, pues nada
salió como pensábamos.
Llegamos un lunes al atardecer, pero hacía calor y aún nos acariciaban los últimos rayos de sol.
municipio ha querido dedicarle a aquél querido pescador que vivía en LA DORADA, su barco, una calle con su nombre, un jardín y una estatua de bronce colocada frente a la playa de Calahonda, como buen marinero, sigue mirando al mar.
Pese a que habíamos llegado después de Semana Santa, Nerja seguía llena de veraneantes de distintos países en busca de playas, sol y calor, la mayoría estaban colorados como tomates.
Nos
instalamos en este apartamento que tenía una amplia terraza y unas preciosas
vistas con el mar al fondo. Te seguiré contando en la próxima carta, de seguir,
se alargaría demasiado.
regresan
flores al lilo
ellas
me recordarán
los dulces años
que
pasé contigo.
Regreso
al pueblo,
y por
el sendero
que
tantas veces
hemos
recorrido,
trato
de buscar
las
huellas
de tus
pasos y los míos.
Seguro
que los árboles
me
observan sorprendidos,
ellos
saben que el tiempo
lo borra
todo,
ya no
hay pisadas en el camino.
¡Qué
importa!
Tú
bien sabes que siempre te llevo
en el
corazón prendido.
Y como
ya hace semanas que no preparo una receta de pescado, me estoy acordando de que
aún tengo guardadas las fotos de una lubina, que no es de piscifactoría, y que
estaba buenísima cuando la comimos.
INGREDIENTES:
Una lubina abierta en abanico, mejor si es salvaje, un trozo de puerro, media
cebolla, una cebolleta, dos o tres patatas, 3 dientes de ajo, perejil, un vaso
de vino blanco, sal, aceite, pimienta y una o dos cayenas.
PREPARACIÓN:
1-
Pelar y cortar en rodajas más bien finas las patatas, en juliana la cebolla y
cebolleta y, por último, el puerro en aros, extender todo en una fuente que
pueda ir al horno, salpimentar ligeramente y regar con el vaso de vino blanco,
un poco de agua y un hilo de aceite. Meter en el horno precalentado a 190
grados, calor arriba y abajo, y dejar por espacio de una media hora.
2-
Cuando las patatas y verduras están casi hechas, retirar la fuente del horno.
4-
Mientras, pelar los tres dientes de ajo, cortarlos en láminas y añadirlos a una
sartén en la que tendremos un buen chorro de aceite calentándose, echar una o
dos cayenas y dejar dorar el conjunto teniendo cuidado de que no se quemen los
ajos, cuando está, añadir un chorrito de vinagre de sidra o de manzana. Remover
y reservar.
Recuerdo
que la había acompañado de unos pimientos asados de mi conserva.
Por
hoy doy por concluida esta carta, os mando abrazos con todo el cariño de
vuestra
Kasioles