Querida madre: Cuando supe que estaba próximo el día de San Valentín, un aluvión de recuerdos vino a mi memoria.
Y
pensaba que, si el pasar la página de un libro puede convertirse en algo
rutinario, lo mismo que el comer, dormir o caminar, no ocurre lo mismo con
pasar la página de una vida, mi vida, la que he compartido a su lado, sería
como volver a abrir una herida que todavía no ha cicatrizado.
Y lo
digo porque, aunque me duela y llore, prefiero seguir recordando los momentos
felices que pasé a su lado, fue tal la fuerza de su amor, que tras impregnar mi
piel, hay veces que camino creyendo que aún coge mi mano.
¡Algo similar me ocurre contigo, madre querida!
Ya no
tendré tus flores
no
volveré a ver tu cara
ni
alegrarán mis días
tu
sonrisa enamorada.
No
escucharé tu voz
ni el
brillo de tu mirada
será
caricia en mi cara.
¡Pero
qué importa!
Si
llevo grabado a fuego
como
tatuaje indeleble
el
amor que tú me dabas.
Se
trata de unos jarretes al vino tinto:
INGREDIENTES:
Un kilo de carne de jarrete (conocido también como morcillo), 2 hojas de laurel, 2 cebollas, un vaso de vino tinto y otro de agua, 3 dientes de ajo, 1 pastilla de caldo, 1 puerro, harina para rebozar los jarretes, 2 zanahorias, aceite, sal y pimienta.
PREPARACIÓN:
2-Enharinarlos.
3-En una olla a presión echar un poco de aceite, que cubra el fondo, dejar calentar y dorar los jarretes por todas partes, deberán coger un bonito color dorado. Retirar y reservar.
4-Picar
los ajos, las cebollas, el puerro y las zanahorias. Reservar.
5-En el mismo aceite sobrante, donde hemos dorado los jarretes, se echan todas las verduras picadas anteriormente. Rehogar durante 5 minutos más o menos.
6-Cuando
las verduras están a medio pochar, se incorporan los jarretes, el jugo que han
soltado y las dos hojas de laurel.
7-Regar
el conjunto con el vaso de vino tinto, el de agua y salar con la pastilla de
caldo desmenuzada. Cerrar la olla y cuando alcance presión, dejar cocer durante
25-30 minutos.
8-Cuando la carne está tierna, se retira a una fuente.
10-Yo
he optado por pasarla a una cazuela, ponerla al fuego y dejarla que vaya
evaporando el agua hasta que la salsa adquiera la consistencia deseada.
El plato, que es bien sencillo, enamora a los paladares más exigentes, no olvidéis nunca que otra de las formas de agradar, es conquistar también el estómago de la persona amada.
Disfrutad de la ración.
Y ya,
para finalizar esta carta, solo me queda enviaros este mensaje de amor que sale
del alma de esta romántica que os lleva en el corazón.