Querida madre: Siempre te digo lo mismo, que no tiene parada el tiempo, un día sucede a otro y así la vida se pasa lentamente o muy deprisa, todo depende de los acontecimientos.
Ya estamos en Carnaval, el miércoles es de Ceniza y después… Semana Santa, de reflexión y vigilia.
Hoy, tus nietos se han disfrazado ¡qué contentos! Tenías que haber visto a Alexis, el más chiquito, iba de capitán pirata con espada y con sombrero, con su chaquetilla roja y su cinturón de cuero. En la camisa, muy blanca, con chorreras en su pecho, iba toda adornada con puntillas y volantes ondeando al viento. Rematando su disfraz, botas y pantalón negro y esa cara de angelito que no concuerda con el capitán del cuento.
Su hermana, también pirata y con leotardos negros, llevaba botas oscuras, que hacían juego, con un chaleco marrón muy ceñidito a su cuerpo. Blusa blanca hecha jirones, salían bajo el chaleco, en su cadera llevaba un cinturón rojo fuego y con sombrero marrón, típico de aquellos tiempos, era lo más destacado de aquél lindo atuendo.
Otra de tus biznietas, también de pirata iba, con su carita preciosa y sus ojitos de pícara, era la estampa real de una bella piratilla. Tan elegante capitán necesita una tripulación bien vestida.
Su tía Pi, pintó a las dos y sus caritas de ensueño, al poco yo he visto transformar en dos piratas de cuento.
Allá partieron los tres, sus padres iban con ellos, todos se fueron contentos contemplando el cambio, que el disfraz, había hecho en sus hijos más pequeños.
La yaya Kasioles quedó al calor de sus pucheros, volverían a cenar y tenía que hacerles algo rico y bueno.
De postre pensaba hacer unas hojuelas de huevo, harina, anís y aguardiente, que se fríen en un vuelo.
Madre, ¡cómo las recuerdo! ¡qué ricas tú las hacías! Pero a mí se me hizo tarde, la cena me llevó tiempo y las dejé para otro día en que, tranquila y con tiento, pueda yo al amasarlas, disfrutar de aquellos bellos recuerdos.
Y ahora me toca pensar qué plato voy a hacer. Estoy recordando que todavía hay unos restos de frutos secos navideños, los utilizaré para hacer unas ESPINACAS SORPRESA CON QUESO:
INGREDIENTES: 4 orejones, 4 dátiles o ciruelas pasas, 40 gramos de piñones y la misma cantidad de pasas sin semillas, media manzana, un paquete de hojas frescas de espinacas, queso de rulo de cabra, una plancha de hojaldre, un huevo, harina para rebozar, unas almendras laminadas para decorar, aceite y sal.
PREPARACIÓN:
1- Sobre papel de hornear, extender la plancha de hojaldre, hacerle un reborde todo alrededor y pintarlo con huevo batido. Pinchar con un tenedor toda la base y poner encima unos garbanzos para evitar que suba. Precalentar el horno a 200º. Meter el hojaldre y dejar un cuarto de hora, más o menos, hasta que esté dorado. Retirar y reservar.
3- En una sartén grande echar una cucharada de aceite, saltear en él los piñones y las pasas a fuego no demasiado fuerte, añadir los frutos cortados y la manzana, rehogar y reservar.
En la misma sartén, con otra cucharada de aceite, rehogar las espinacas, dejarlas al dente y ponerles el punto de sal.
4- Incorporar a las espinacas todos los frutos salteados.
Remover para mezclar y dejar sobre el fuego dos minutos. Retirar.
5- Cortar, en rodajas de un centímetro, el queso de rulo de cabra, pasar cada rodaja por harina y huevo batido, freír y colocarlas sobre papel absorbente.
6- Extender las espinacas sobre el hojaldre, poner el queso por encima y adornar con unas almendras fileteadas. Servir. Deseo que os guste mi invento.
El que se esté preguntando ¿qué hacen esos pistachos entre los ingredientes? Os diré que al llegar mis hijas, se los comieron, en otra ocasión os haré esas bolitas de queso rellenas que tenía en mente hacer con ellos.
Tengo que acabar, para la próxima te contaré más cosas.
Todos me dicen que te mande muchos besos, yo quiero rematarlos con un fuerte abrazo lleno de cariño.
Kasioles