
Tras la ventana del cuarto de estar,
contemplo como amanece un nuevo día, la lluvia ha cesado y el sol intenta
salir.
Me digo que es el momento ideal para
escribir y me pongo a reflexionar sobre lo efímera que puede ser la vida.
El tiempo se esfuma tan rápido, que nadie
está en posesión de saber si habrá un mañana.
Me estoy acordando de él y quiero
aprovechar este momento para dar rienda suelta a todos los sentimientos que
ocupan mi corazón día tras día:
¡Te quiero, amor mío! ¡Y no sabes cuánto!
Demasiadas muestras te he dado para que
supieras, mientras estuviste a mi lado, que te amaba como la hiedra que se pega
al abrazar el soporte que la eleva, como la ola que acaricia la arena y se va y
vuelve porque no puede vivir sin ella, así te quiero yo, aunque nunca
encontrase las palabras adecuadas para expresarlo.
Pero tú sabes, que no hacía falta, había
complicidad en nuestras miradas y eso bastaba. De sobras sabías que me tenías
enamorada, que vibraba al sentir tu caricia y que mi corazón latía apresurado
cuando me abrazabas.
Pero hoy, que mirando al cielo te busco y,
al no encontrarte, escucha al menos esta canción:
REGÁLAME OTRA NOCHE COMO AQUELLA
Como es mi costumbre, no puedo dejar esta
entrada sin añadir algo que voy a
preparar con los frutos que he recogido de mi huerto. Como los pimientos están
en plena temporada y todavía hay tomates, he pensado hacer una rica fritada que
quiero dedicársela a un amigo para celebrar su pronta recuperación.
Mejor
quisiera corresponder con un poema a su altura, pero como de rimas no sé, le
brindo este plato con la mejor voluntad y ternura.
INGREDIENTES: Medio kilo de pimientos rojos
y medio de verdes, dos o tres puerros, 1kg de tomates maduros, uno o dos huevos
por persona, lonchas de jamón serrano, dos dientes de ajo, aceite y sal.
PREPARACIÓN:
1-
Escaldar los tomates para poder pelarlos con facilidad. Reservarlos una
vez pelados.
2-
Picar los pimientos y los puerros.
3-
En una cazuela echar aceite, añadir los dos dientes de ajo laminados y
dejar que tomen color.
4-
Incorporar los pimientos y los puerros troceados, dejar pochar.
5-
Echar los tomates pelados y picados. Dejar que el líquido que va
soltando el tomate se vaya evaporando.
6-
Cuando se ve que el tomate se va caramelizando con sus propios azúcares,
ya que adquiere un brillo especial, es cuando se le pone el punto de sal, se
remueve y, al poco, se retira del fuego.
7-
Presentar la fritada acompañada de unas lonchas de jamón y huevos
fritos. Degustar.
Disfrútala, va para ti, André de Artabro, para que te dé energía en ese
intrépido caminar por la vida y no dejes de compartir esos sueños con todos
nosotros.
Y con esto, madre mía, doy por terminada la
carta de esta semana, el mes se va acabando y espero que mis recuerdos se vayan
sedimentando.
Abrazos y cariños de tu hija