Querida madre: Como te prometí, voy a seguir contándote lo que me ocurrió al
volver a casa después de pasar tanto miedo con la película: LOS CRÍMENES DEL MUSEO DE CERA.
¡Al fin llegué al portal!
Empujé aquella pesada puerta de madera para entrar,
apreté el interruptor y… ¡Maldición! La bombilla del plafón estaba fundida,
todo estaba en penumbra.
Yo vivía en un primer piso, pero antes tenía que subir
unos nueve escalones estrechos que acababan en un descansillo, luego, girando a
la izquierda había solo dos que me separaban de la puerta de mi casa,
vista… en lo alto del descansillo distinguí dos brillantes ojos verdes que me miraban con insistencia, aquello fue la puntilla a tanto miedo pasado, pegué tal grito llamando a mi madre ¡¡¡Mamá..a..a..a!!!que aquella “cosa” debió de asustarse tanto, que pegó un brinco saltando los escalones y fue a parar a mi pecho dándome tal golpe que poco me caigo de espaldas al suelo.
Mi madre, asustada al oír mi chillido, abrió rápido la
puerta y la luz del pasillo iluminó el entorno, aún pude ver como algo negro y
gordo corría despavorido por la puerta entreabierta del portal.
De aquello ya se han pasado muchos años, pero todavía lo
recuerdo con la misma claridad como si me hubiera ocurrido ayer.
Por todo lo expuesto, yo creo que tengo suficientes
motivos para que no me gusten los gatos, aún así, aquí os dejo una de aquellas
canciones infantiles que he cantado cuando era pequeña.
GATOS EN MI VIDA
Primero fue Chevalier
gato de un negro tizón
luego, diez años después,
otro gato de ojos verdes
que al suelo casi me tiró.
¿Cómo puedo yo quererlos
si no me quieren a mí?
Mal, nunca les he hecho
si los veo, los respeto,
no me acerco por si acaso
sienten “apego”por mí.
Y ahora que se acerca la hora de la comida, voy a preparar un marmitako, deseo que sea del gusto de todos.
INGREDIENTES: Un trozo de atún rojo, 2 cebollas, medio
pimiento rojo y uno verde, una hoja de laurel, 3 dientes de ajo, 4 patatas, una
cucharadita de páprika, otra de pimienta roja y negra molidas, un vasito de
vino blanco, un tomate maduro, medio vasito de salsa de tomate, perejil, sal o
una pastilla de caldo de pescado.
PREPARACIÓN:
2- Picar finamente las verduras y los ajos.
3- Poner una cazuela al fuego con una fina capa de aceite
que cubra el fondo, dejar calentar y añadir los ajos laminados, dejar que se
doren ligeramente.
4- Una vez dorados, añadir las verduras picadas, dejar
que se vayan pochando lentamente.
Kasioles