Con tantos kilómetros como nos separan, el escribir es uno de los medios que tenemos para permanecer unidas. ¡Cuántas veces necesitaría tenerte a mi lado! ¡Cómo me gustaría coger tu mano y contarte muchas cosas! Me pasaría el día hablando contigo.
En mis cartas, me limito a relatarte las noticias más relevantes, las que constituyen el día a día de nuestras vidas.
Este viernes, hemos tenido por la mañana a Alexis en casa. Estaba acatarrado y no ha podido ir a la guardería.
Se ha portado muy bien, me cogía de la mano, quería que me sentase encima de la alfombra, a su lado, para jugar a los coches ¡qué no haremos las abuelas por los nietos!
Más tarde, mientras hacía la comida, le senté pegado a la mesa y se pasó un buen rato jugando con las plastilinas de colores.
Cuando le di la medicación, se acurrucó en mi regazo y se quedó dormido. Tan felices estábamos nieto y abuela, que no me di cuenta de que, los 14 kilos que pesa, podrían hacer estragos en mi espalda. Con el niño a cuestas, he ido a revolver la comida, más tarde a bajar el fuego y por último a apagarlo, total, que no me lancé a hacer caminatas de casualidad.
Cuando llegó su madre, se rompió el encanto: Se despertó.
Si alguna molestia me ha quedado en la cintura, la doy por bien empleada, ha valido la pena disfrutar de nieto.
El domingo pasado nos hemos vuelto a juntar los 16, Willi ha venido con Martina y la nena, pasaron con nosotros todo el fin de semana.
Hemos ido a comer al restaurante La Abadía, nos reservaron un comedor sólo para nosotros.
Tanto a Anthony como a mí, se nos caía la baba al ver a hijos y nietos juntos. ¡Qué bien se han portado los más pequeños! Se les puede llevar a cualquier sitio, no hacen mal papel, comieron formales, sin mancharse y a ninguno se le dio por enfadarse o llorar. ¡Qué orgullosos nos sentimos con todos!
Como siga contándote, se me va a hacer tarde para escribir la receta que tengo pensado enviarte hoy.
Estoy haciendo unos champiñones con jamón, ¿te apetecen? Toma nota, son fáciles.
Colocar sobre el fuego una cazuela con un poco de aceite de oliva, dejar calentar, añadir una cebolla pequeña muy picadita, rehogar y dejar que se poche lentamente. Cuando adquiere un color tostado, se añaden unos trocitos de jamón, rehogarlos con la cebolla el incorporar medio kilo de champiñones laminados, poner el punto de sal, no mucha (el jamón también sala), dejar vayan soltando el agua.
Mientras, machacar en el mortero dos dientes de ajo y unas hojas de perejil, alargar el majado con una copa de vino blanco y volcar sobre los champiñones junto con unos aritos de guindilla (a gusto), dejar que se vayan haciendo.
Cuando el líquido casi se haya evaporado, se retiran y se espolvorean con perejil picadito. Servir.
Espero te gusten, anímate y prepáralos un día.
Hasta otra semana, mientras, todos te mandamos montones de besos y abrazos.
Kasioles