Querida madre: Llevo días que afloran a mi mente recuerdos de cuando era pequeña, tendría en aquél entonces no más de cuatro o cinco años, todavía vivía la abuela y era ella especialmente la que cuidaba de Chevalier.
Cierto es que nunca me ha llegado a hacer heridas profundas, pero a mí me hacía chillar y llamar a mi madre a gritos, me ponía con los nervios a flor de piel.
Ahora, ya mayor, reflexiono sobre el comportamiento que tenía aquél gato conmigo y llego a una conclusión, o bien se celaba del gran cariño que me tenía mi abuela o me tomaba por un ratón al que tenía que cazar cuando me veía correr por el pasillo.
Aún hay más gatos en mis recuerdos, continuaré.
CHEVALIER
Ignoro lo que habrá sido de tu vida
en mis recuerdos te has desvanecido
y no es por que aún era muy niña
lo cierto, es que no te he querido.
tú nunca fuiste mi amigo
hacías Fu en mi presencia
y a mí me asustaba tu bufido.
Yo era una niña alegre
tú, un gato resentido,
si sabías que te huíay jamás te molesté
cuando dormías tranquilo…
Dime:
¿Por qué me perseguías
y arañabas mis tobillos?
Y como en este blog siempre hay un plato que estimula el apetito, hoy con restos que tengo en el frigorífico, voy a imitar a mis amigas cocineras que lo aprovechan todo y hacen platos muy interesantes.
Lo mío es algo muy sencillo que se hace rápido y nos salva de algún apuro: CHAMPIÑONES CON GAMBAS.
INGREDIENTES: Ni foto tengo, he ido sacando del frigorífico: Dos gambones, algo menos de una bandeja de champiñones laminados, dos dientes de ajo, unas gambas peladas y congeladas, una guindilla de cayena, medio vaso de vino blanco, aceite, sal y perejil.
PREPARACIÓN:
1- Poner una sartén al fuego con un poco de aceite que cubra el fondo, dejar calentar y añadir los dos dientes de ajo picaditos.
2- Antes de que tomen color añadir los dos gambones, si se tienen langostinos, también se admiten.
3- Cuando los ajos empiecen a tomar color, se añaden también los champiñones.
4- Cuando los champiñones están bien rehogados y se vuelven melosos, es el momento de añadir las gambas, el perejil picado, la guindilla, la sal y el vino blanco.
Disfrutad de la ración.
Y con este entrante o primer plato tan apetitoso, me despido con cariños como hago siempre y envío a los míos abrazos con el mensaje de que los quiero y llevaré siempre en el corazón.
Kasioles