Y
hoy, que vuelvo a revivir la tristeza de un pasado, siento ese dolor en el alma
que me recuerda al de antaño.
Será
que las despedidas, todas, dejan ese poso amargo, será que el corazón se encoge
porque no tolera más daño y las lágrimas resbalan para paliar el mal trago.
Pese
a saberlo, nunca he querido afrontarlo, tu fe me animaba a ello, salías siempre
del bache y de la mano de tu AMADO.
Aprendí
a confiar en ÉL y no perdí la esperanza de volver a oír tu voz y de seguir escuchando los consejos de vida
que siempre me dabas al notar mi angustia y temor.
Si
lloraba, cuando tan negro me lo ponías, eras tú la que me animabas y me decías
que la vida es un regalo del AMADO y que cuando nos llama… hay que marchar
agradecidos por todo lo que nos ha dado.
Después
de esta noticia, el corazoncito de Kasioles se resentirá, me tomaré unas
vacaciones hasta que afronte su falta y vuelva a tener ilusión para publicar.
Y
como todos los ojos no tienen que llorar el mismo día, aprovecho para desearos a todos unas FELICES NAVIDADES.