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sábado, 1 de diciembre de 2012

ROSCA DE NUECES Y PASAS AL AROMA DE CANELA

Querida madre: Hoy pensaba escribir la última parte de nuestro viaje. Todo llega a su fin, menos mi cariño hacia ti.

Pero me estoy acordando de las biznagas malagueñas y, por ser su composición un dato curioso, voy a contártelo.

Antes de empezar, quiero aclarar que las dos fotos que he subido en mi entrada anterior, son cogidas de la red. Si alguien se siente molesto por ello, le ruego me lo haga saber.

En contra de lo que la mayoría de la gente se pueda imaginar, la biznaga no es una flor natural que florece directamente de una planta. Es una composición floral.

Está formada por florecillas de jazmín que se van ensartando en el esqueleto de la planta natural (tiene tallo cilíndrico y largo, pertenece a la familia de las umbelíferas, de ahí su forma de sombrilla).

La biznaga es un invento de los árabes, forma parte de la herencia que han dejado a su paso por Málaga.

El biznaguero, muy típico en esa tierra, sobre todo en las noches de verano, es el vendedor de las preciosas biznagas.

Su trabajo comienza unos meses antes de la estación estival.

Primero tiene que recoger la planta natural (va a ser el esqueleto de la biznaga), lo hará cuando la planta aún esté verde. Deberá pelarla, quitándole las hojas y las ramas que sobren.

Se reserva el tallo principal y la punta o penacho bien recortado, así quedará con una bonita forma de sombrilla.

La dejan secar para que cada radio quede rígido y se puedan ensartar, con mayor facilidad, las florecillas del jazmín.

En las tardes de verano, el biznaguero comienza a preparar esas flores de olor inconfundible que perfumarán las calles y terrazas de Málaga.

Cortando las flores del jazmín, aún sin abrir, y con gran cuidado, las va ensartando en cada uno de los radios del esqueleto base.

Finalizada la tarea, la pincha en una hoja de chumbera a la que ha liberado de todas sus espinas, de esta forma, con gran paciencia, va formando un conjunto oloroso de biznagas.

Llegada la noche, las flores se abren y el biznaguero, ataviado con el típico traje andaluz (sombrero de ala ancha, camisa blanca, la guayabera corta, el pantalón estrecho negro y botines con medias blancas) sale a venderlas.

Los enamorados la ofrecen a su pareja como queriendo dejar, con ese aroma, la huella eterna de ese momento maravilloso que dos personas comparten juntas y felices.

Anthony, mi querido Anthony ¿comprendes por qué te he echado tanto en falta?

Nosotros no necesitaríamos hablar, estoy segura de que me adivinarías el pensamiento, me ofrecerías esa biznaga y con ella me transmitirías el amor que todavía encierra tu corazón.

Los amigos de la panda dicen que se nos nota en la mirada, en el brillo de los ojos, suelen exclamar ¡cómo te mira! ¡Pero si parece que te tiene en un altar! Cuando estás hablando… sonríe tan enamorado…

Gracias Anthony, gracias por verme así, tú bien sabes que me tienes tan enamorada como aquél día, ya muy lejano, en que te di el SI. ¡Cuánto te quiero!

Y prometo no dejar de hacerlo, tu amor es el motor de mi vida y, desde esta tierra que tantos buenos recuerdos me trae por haber estado contigo años atrás, hoy me limito a soñar, a soñar despierta, sintiendo tu abrazo: ¡Amor mío!

Cuando mi hija Máriel, al regresar de la boda, me trajo aquellas biznagas, ya estaban algo marchitas, pero mantenían ese olor tan especial que pronto impregnó toda la habitación del hotel.

Decidimos colocarlas en el baño, estarían más fresquitas. Aprovechamos para hacerles una foto.

Al día siguiente, (al igual que el sueño de tenerte a mi lado para besarte y abrazarte) la realidad era otra, las biznagas estaban marchitas y acabaron en la papelera. Tú, seguías a kilómetros de distancia.

Conservamos los dos esqueletos y les hicimos una foto sobre la mesa- escritorio que había en la habitación.

Madre, estos días no sé que me pasa, te estaría hablando y hablando sin parar.

Me estoy dando cuenta que tengo que ponerme a preparar la receta que quiero mandarte esta semana, la voy a compartir con la sobrina de una amiga (Morgana) que está a tu lado.

Me ha llevado un poco de tiempo, pero al final el resultado es algo novedoso y rico.

ROSCA DE NUECES Y PASAS AL AROMA DE CANELA.

INGREDIENTES PARA LA MASA: 350 gramos de harina de fuerza, 20 gramos de levadura prensada, dos yemas de huevo, una pizca de sal, 125 c.c de leche, ralladuras de limón, 40 gramos de azúcar y 30 de mantequilla ablandada.


RELLENO: 60 gramos de mantequilla, 70 gramos de azúcar, cucharilla y media de canela en polvo, 125 gramos de nueces peladas y otros cien de pasas, sin semillas, remojadas en un vino dulce.

DECORACIÓN: Chocolate fundido con un poco de mantequilla, al baño maría, y unas guindas.

PREPARACIÓN:

1-En un bol grande, echar la harina, hacerle un hueco en el centro e ir incorporando la levadura desmenuzada, dos yemas de huevo, una pizca de sal, la leche, las ralladuras de la piel de un limón pequeño, el azúcar y la mantequilla ablandada.


Comenzar a mezclar, primero con ayuda de una cuchara de madera y luego con las manos. Tendremos que formar una bola que no se pegue a las paredes del recipiente.

Si hiciese falta, se espolvoreará con algo más de harina.

Formada la bola, se mete en una bolsa de plástico y se deja reposar durante una hora hasta que doble su volumen.



2-Pasado el tiempo, colocar sobre la encimera de la cocina un papel vegetal, sobre él pondremos la bola de masa, la achataremos con la palma de la mano, se cubre con otro papel vegetal y, con ayuda de un rodillo, la vamos estirando hasta que alcance la medida justa del papel.

Nos quedará un rectángulo de masa.



1- PREPARACIÓN DEL RELLENO: Poner la mantequilla ablandada con el azúcar y la canela, batir bien. Trocear, no muy menudas, las nueces y las pasas escurridas, reservar esto último.

2- Levantar con mucho cuidado el papel que cubre la plancha de masa. Con ayuda de una brocha o espátula, ir extendiendo la mantequilla con el azúcar y canela.

3- Espolvorear con las nueces y pasas.



4- Ahora hay que hacer un rollo, se empezará por el lado largo del rectángulo. Hay que ir despegando con cuidado el papel que hemos colocado debajo de la masa.



5- Ya formado el rollo y, con un cuchillo afilado, le damos un corte longitudinal, pero sin llegar al final, es decir, formaremos dos tiras pero quedarán unidas por uno de sus extremos.



6- Ahora procederemos a hacer la rosca. Al cortar, como el relleno nos queda por la parte de dentro, tendremos que girar una de las tiras para que el relleno quede para arriba, la montaremos sobre la otra tira, la que queda abajo, hay que girarla también y la montaremos sobre la anterior, continuar así hasta llegar al final. Unir los dos extremos y formar la rosca. Si está bien hecha, el relleno se verá por toda la superficie.



7- Precalentar el horno a 180 grados, meter la rosca y dejar unos 30 minutos.

8- Cuando la retiremos del horno, se decora con chocolate fundido y unas guindas.



Madre, ya sabes que la repostería no es lo mío, hoy os he dedicado un poco de tiempo y paciencia, más de lo habitual, sólo sea por endulzar la vida, en ese otro mundo, de esa persona tan joven y hermosa que hoy descansa a tu lado: la sobrina de mi amiga Morgana.




Para las dos y, para aquellos otros que también estáis en otro plano superior, sabéis que os quiero con el alma y el corazón.

                            Kasioles





miércoles, 28 de noviembre de 2012