Querida madre: Los
días se suceden ajenos a nuestro sentir, no hay nada que pueda detener o hacer
retroceder el tiempo.
Ya hemos estrenado
un nuevo mes.
Esta noche ha
llovido, las nubes siguen ocultando el sol y el frío es tan intenso que hasta
congela las ideas para escribir.
Mientras me tomo a
pequeños sorbos una taza de café calentita, miro a través de mi ventana y me
paro a pensar:
¿Qué ocurre cuando me entra la nostalgia?
¿Por qué mi alma se
entristece y no me deja valorar la realidad?
¿Por qué tengo que
regresar al pasado cuando en el presente también puedo encontrar felicidad?
Tengo que reconocer
que soy una egoísta, que me encantaba sentirme querida, mimada, arropada y ser
el centro de vuestro cariño y atenciones, ser la reina de vuestros corazones y
la princesa de cuento de un maravilloso amor ¡Cuánto añoro aquél pasado, la
familia que he tenido y al hombre que me enamoró!
Pero no ¡claro que
no! Reconozco que no es buena mi actitud, debo dar ejemplo a mis hijos, tengo
que dejar sembrado un camino de esperanza e ilusión para que la luz siga en sus
vidas cuando yo ya no esté.
SABES QUE SIEMPRE
LO PIENSO
QUE EN MI MENTE
ESTÁ PRESENTE
DAR NUEVO ENFOQUE A
MI VIDA
DESDE QUE TÚ ESTÁS
AUSENTE.
QUE DEBO SER FUERTE
QUE DEBO ABORDAR
LOS CAPRICHOS DEL
DESTINO,
QUE ENVIDIOSO POR
QUERERTE,
TE SEPARÓ DE MI
LADO
¡PARA SIEMPRE!
¡PARA SIEMPRE!
DEBO APRENDER A
VIVIR
SIN QUE SUJETES MI
MANO
SIN LOS BESOS Y
CARICIAS
QUE TÚ, MI AMOR,
ME OBSEQUIABAS A
DIARIO.
TENGO AÚN QUE
DESCUBRIR,
PESE A VIBRAR AL
UNÍSONO,
QUE NO ESTOY PEGADA
A TI
QUE MI CORAZÓN AÚN
LATE
¡AUNQUE REPIQUE POR
TI!
Y como mis hijos me
riñen porque dicen que no les hago esos platos que tanto les gustan, hoy pienso
en ellos y les voy a preparar unos Calamares rellenos a dos salsas.
INGREDIENTES: Un
kilo y medio de calamares medianos, una cebolla grande o dos cebolletas, un
puerro, dos huevos, seis dientes de ajo, perejil, azafrán, una copa de vino
blanco seco, un pimiento verde, un vasito de tomate frito, 100 g de jamón serrano,
harina, pan rallado, aceite y sal.
PREPARACIÓN:
1- Limpiar los calamares, dar la vuelta a cada
cuerpo y reservarlos junto con las aletas y tentáculos.
2- En una cazuela, dejar calentar un poco de
aceite, echar dos dientes de ajo picados y sin que tomen mucho color, añadir la
cebolleta y el puerro muy picados. Rehogar durante un rato.
3- Añadir las aletas y los tentáculos de los
calamares finamente troceados, seguir rehogando.
4- Incorporar el perejil y el jamón picados.
5- Cocer un huevo, picarlo e incorporarlo al
sofrito.
6- Separar la cazuela del fuego, dejar templar
un rato y añadir el pan rallado, dos o tres cucharadas. Mezclar.
7- Pasar el contenido de la cazuela a un cuenco
y añadir el huevo batido para que ligue la mezcla. Tiene que quedar una farsa
con consistencia, si quedase algo líquida, se añadiría más pan rallado.
8- Rellenar con esta preparación los cuerpos de
los calamares, cerrarlos con un palillo.
9- Rebozarlos en harina.
10- Freírlos ligeramente en una sartén con
aceite y dos dientes de ajo con piel. ¡Cuidado, saltan como locos!
11- Una vez fritos, se retiran
y reservan en una fuente.
PREPARACIÓN DE LA SALSA:
1- Echar en una cazuela el aceite colado de
haber frito los calamares, si fuese necesario, se añadirá un poco más.
2- Picar un diente de ajo junto con la cebolla
y el pimiento verde.
3- Añadirlos a la cazuela, dejar rehogar
primero a fuego fuerte y luego disminuir el fuego. Dejar pochar.
4- Añadir la salsa de tomate y perejil picado.
5- Machacar en el mortero, junto con un poco de
sal gorda, los dos dientes de ajo fritos, (sin la piel) y unas hebras de
azafrán, reducir a pasta y desleír con una copa de vino blanco, agregar a la salsa y regar con dos vasos de
agua.
6- Cuando la salsa vuelve a hervir, se
incorporan los calamares reservados. Tapar la cazuela, bajar un poco el fuego y
dejar cocer lentamente hasta que los calamares estén tiernos.
7- Cuando están en su punto, se retiran y se
tritura la salsa.
8- Dividir la salsa en dos partes, una se deja
tal cual y, a la otra, le agregamos dos tintas de calamar, la llevamos al
fuego, removemos bien para que se incorporen y, si fuese necesario, se
rectifica el punto de sal. Se sirven los calamares con arroz.
Acompañados de un buen vino blanco, están
deliciosos.
Como dato curioso, os diré que los calamares
tienen tres corazones.
Y yo, madre mía,
hoy quiero enviarte un trocito del mío en un fuerte abrazo.