Querida madre: Se me pasan los días tan rápido… siempre me digo que tengo que escribirte, pero la pereza se apodera de mí y lo voy dejando, menos mal que las dos tenemos un lenguaje especial para comunicarnos y siempre te tengo al día de todo lo que me ocurre.
Pero poco te he contado del último viaje que he hecho con dos de tus nietas a Chiclana (Cádiz), esa tierra del sur bañada por el Mediterráneo en la que el sol se prodiga y atrae a cantidad de turistas, aunque no hemos ido a la playa, si aprovechamos para visitar los pueblos preciosos que hay en los alrededores: San Fernando, Medina Sidonia, Barbate, Benalup etc.
Uno de
los días, ya al atardecer, caminando por el paseo que corre paralelo a la playa
de La Barrosa, nos detuvimos para contemplar la puesta de sol.
El que
tenga la suerte de estar con la persona amada observando como el sol se retira
a descansar y teniendo un mar de fondo como espejo, a mi entender es uno de los
más maravillosos recuerdos que quedan grabados por siempre en el corazón.
Por un
momento cerré los ojos y ya no sé si recordaba o soñaba:
Tú y
yo juntos
fundidos
en un abrazo
enlazando
nuestras manos
para
sentir la caricia
de
este momento de amor.
A lo
lejos…
El sol
aún sonriente
se
sonroja complaciente
al
comprobar que en la tierra
se
vive, sueña y anhela
la
dicha que se desprende
cuando
dos seres se aman
y se
confiesan amor.
Tú y
yo juntos
más
allá de la vida…
Prometo
buscarte en esa otra dimensión.
No sé
si te he comentado que tu biznieta Katiusca ha dejado de comer carne y pescado,
de vez en cuando, y sobre todo cuando nos juntamos en el pueblo los fines de
semana, le hago un plato vegetariano para ella.
INGREDIENTES:
Dos berenjenas, 2-3 patatas, salsa de tomate, una cebolleta grande, dos dientes
de ajo, queso rallado, sal, aceite, orégano, albahaca, y pimientas negra y
roja.
PREPARACIÓN:
2-
Pelar las patatas y cortarlas en rodajas finas. Poner un papel sulfurizado
sobre la bandeja del horno, pincelarlo con aceite y colocar sobre él las
rodajas bien extendidas, salar y regar con un hilo de aceite. Reservar.
3-
Pasado el tiempo de las berenjenas, se escurren bien del agua y se secan con
papel absorbente de cocina.
4- En
otra bandeja de horno se cubre con papel sulfurizado, se pincela con aceite y
encima se colocan las berenjenas bien extendidas, ponerles por encima un hilo
de aceite. Meter las dos bandejas en el horno precalentado a 200 grados, con
calor arriba y abajo durante unos 15-20 minutos.
5-
Mientras, picar finamente la cebolleta y los dos dientes de ajo, pochar el conjunto
en una sartén con un poco de aceite. Cuando la cebolla está transparente se
añade salsa de tomate y se condimenta el conjunto con sal, albahaca, orégano y
pimientas al gusto. Dejar cocer todo junto unos dos minutos, apagar el fuego y
reservar.
6- Cuando
las patatas y berenjenas están blandas, se retiran del horno y se pincela una
fuente donde se van colocando por capas: de base patatas, luego berenjenas,
encima tomate con cebolla y, sobre él, queso rallado. Repetir la operación
hasta acabar con todos los ingredientes. Se remata con tomate y queso y se
vuelve a meter en el horno a 200 grados unos 15 minutos, hasta que el queso se
haya fundido y adquiera un bonito color dorado.
El
plato, que he probado, resulta apetitoso y agradable al paladar, a Katiusca le
ha encantado.
Y con
un cariño muy especial para todos los que estáis en esa otra dimensión, acabo
esta misiva con un fuerte abrazo para mi madre.
Kasioles