Seguidores

sábado, 15 de septiembre de 2012

EL REGRESO DE KASIOLES


Querida madre: Vuelvo, no podía dejar más tiempo sin escribirte. Mucho hemos hablado en todos estos días que me he tomado de descanso, pero poco te he escrito, algunas cartas tengo sin enviarte, pero carecen de importancia.

He tenido mucho tiempo para reflexionar y he llegado al convencimiento de que estoy en deuda con todos aquellos que nos han seguido y me han apoyado. Han sido de gran ayuda para mí ¿cómo olvidarlos?

Amig@s, os he echado en falta, os he cogido cariño y quiero volver con vosotros. Poco a poco, os haré partícipes de la evolución que ha sufrido mi vida, espero no defraudaros demasiado.

Seguramente, hoy me he levantado viendo la vida de distinta manera, hace un día estupendo, muy pronto ha salido el sol y yo también he notado que hay una nueva luz en mi vida y en mi corazón.

Madre, tu hija se siente como si hubiera crecido, se ha hecho más fuerte.


A partir de ahora y, aunque no te falten mis cartas, te prometo no llorar. Cuando te escriba, te contaré lo más interesante que va ocurriendo en nuestras vidas y así podrás saber de todos nosotros y de lo mucho que te queremos.


No dudes, ni por un momento, que dejarás de formar parte de nuestras conversaciones, pero, cuando hablemos de ti, lo haremos de una manera más relajada, más tranquila, como cuando uno ya ha logrado aceptar aquello que es inevitable.


Me imagino que, cuando recibas esta carta, te llenará de satisfacción, pero tú bien sabes que aún tengo que afrontar más cosas, te prometo que, en poco tiempo, también lograré liberarme de ello, sé que me ayudarás. Lo necesito.


Como cierre de una etapa de mi vida, he escrito algo para ti, creo que te va a gustar, pero, antes de mandártelo, quiero recordarte que nunca, nunca, por mucho tiempo que pase, dejaré de quererte.



EL OCASO DE UN DUELO


Quiero destapar mi vida
Para liberar el alma
Años la llevo prendida
En la pena que me embarga.


Era incapaz de afrontar
El gran trauma que he pasado
Lo traté de disfrazar
Con lo que llevo soñado.


Suspendida de una nube
Viví cerca de una estrella
Me creí, que allá en el cielo
Estaba más cerca de ella.



Pero este gran descanso
Me ha hecho recapacitar
La vida es así de dura
Y la tengo que arrostrar.


El tiempo es un buen sedante
Para suavizar las penas
Mi cariño no ha cambiado
Pero si mi vida entera.


Descansa, madre del alma
Descansa y no tengas pena
Tu hija vuelve a vivir
¡Ya se acabó su condena!


Pensaba enviarte la receta de una tarta muy fácil, también quería compartirla con unos niños que están haciendo sus pinitos en la cocina, lo dejaré para la próxima entrada, no quiero alargar la carta demasiado.


Para terminar, quiero deciros que seguiré destapando sentimientos.


Para ti, madre mía, regreso para mandarte un fuerte abrazo con todo mi cariño.



                          Kasioles