Seguidores

lunes, 13 de junio de 2022

CONTINUACION DE NERJA Y CLAFOUTIS DE CEREZAS

 

Querida madre: Seguíamos en Nerja y los dos primeros días de calor no supimos aprovecharlos bien, lo digo porque, en lugar de ir a la playa y dejar que el sol acariciase nuestra piel oculta tras un largo invierno, nos dedicamos a recorrer el pueblo y pasear por sus siempre transitadas calles, estaban llenas de tiendas pequeñas dedicadas al turismo, todas ofrecían lo mismo: ropa de playa y souvenirs.

 

Un paseo nocturno por el Balcón de Europa (Así lo bautizó el rey AlfonsoXII) y otro disfrutando de la transparente luz matinal, es algo que nadie debería perderse cuando se va a Nerja.

 

Al tercer día todo cambió, el cielo apareció cubierto de nubes y el sol se ocultó tras ellas, al poco, un viento huracanado aceleraba nuestro caminar, nos hacía correr ¡Y nosotras que pensábamos ir a la playa!

 

¿Donde encontrar un restaurante con comida que no estuviese orientada al turismo extranjero?, era una buena opción para compensar el día.


Aunque trabajo nos costó, al fin encontramos uno: El Pulguilla, rebuscando en
su carta, descubrimos unas coquinas y una fuente de pescaditos fritos y variados que, acompañados con un buen vino blanco, sería el maridaje perfecto ¡Habíamos acertado!

 



Regresamos al apartamento y ya no salimos. Poco más pudimos hacer el resto de los días. De noche, el viento silbaba con tanta fuerza, que más parecía una
llamada al aquelarre que al aire enfurecido de Nerja. Para amenizar, alguna lata vacía que alguien había tirado en la calle, se movía de una acera a la otra y era el complemento perfecto para aquella “sinfonía orquestal” que acunó mi sueño hasta que, ya rendida, pude quedarme dormida.

 

Otro de los días, no pudimos remediar la tentación de visitar ese pueblecito que está considerado como uno de los más bonitos de España: FRIGILIANA. En mi próxima carta adjuntaré fotos para que todos admiren sus paredes blancas con puertas y ventanas azuladas.

 

Cuando después de deshacer un largo camino de más de 700 kms y regresar a casa, no he podido por menos que decir: ¡Hogar, dulce hogar!


                  Este mar que a todos acoge

                      en época vacacional

tiene fama de apacible

y ser remanso de paz.

  

El Mediterráneo que yo vi

no mostraba serenidad,

alguien lo había airado

y exteriorizaba su furia

como viento en huracán.

 

              Aceleradas por el vendaval

aún quisimos conocer

la que solía ser playa

concurrida por la vecindad.

 

Allí solo había agua y rocas

          su ira se había tragado todo el arenal.

 

Y para sosegar a este enfurecido mar, nada mejor que escuchar esta dulce canción de ROSANA

 



Este año, y de casualidad, hemos llegado a tiempo de probar las cerezas de un árbol que Anthony había plantado antes de su partida, son los pájaros los que llegan antes que nosotros, pero de esta vez… aún hemos llegado a tiempo para probarlas.

 

Les he hecho a mis cuñados un CLAFOUTIS DE CEREZAS, aquí os dejo la receta que acabé haciéndola a mi aire, me ha llamado y me ha dicho que estaba riquísimo.

 

INGREDIENTES: Más o menos, unos 350g de cerezas, 3 huevos, 125g de azúcar, un puñado de almendras sin tostar, harina de trigo (en total, al mezclar con la harina de almendra, hay que tener 125g), 250ml de leche y azúcar glas para espolvorear por encima una vez salido del horno.


 

PREPARACIÓN:

 

1- Forrar un molde de 22cm con papel de hornear. Precalentar el horno a 180 grados con calor arriba y abajo.

 

2- Triturar el puñado de almendras hasta convertirlas en harina. Reservar.

 

3- Dividir cada cereza en dos para sacar el hueso. Reservar.



 4- Cubrir el fondo del molde con las cerezas, formar capas hasta acabarlas. Reservar.

 

5- En un bol poner los tres huevos con el azúcar, batir para mezclar.

 

6- Una vez que hemos mezclado la harina de almendras con la de trigo hasta obtener 125g, se va incorporando poco a poco al batido de los huevos y azúcar, mezclar bien para que no haya grumos.

 

7- Por último, ir añadiendo poco a poco la leche, mezclar bien, quedará como un batido ligero, sin consistencia.

 

8- Volcar suavemente sobre el molde de las cerezas y meter al horno ya precalentado a 180 grados durante unos 40 minutos más o menos.

 

9- Pasado el tiempo, retirar, dejar templar, desmoldar y presentar espolvoreado de azúcar glas.




El año pasado hice uno con fresas, también lo regalé, pero me imagino que estaría bueno, buenísimo. ¡Y pensar que yo todavía no he probado un clafoutis …! Ya es un poco tarde para darme cuenta que también debería preocuparme por mí.



 Y ahora sí que acabo la carta, ya solo me resta abrirle la puerta a mi corazón para enviaros un montón de cariños de vuestra

 

                                         Kasioles