Y mi sincero deseo
es que ese premio se convierta en amor, paz, bendiciones y felicidad para todos
los que nos leen y siguen.
Para vosotros, los
que estáis al otro lado y ya sois parte de mi corazón, con que no os
olvidéis de mí y que los recuerdos nos
unan sin que dejen más heridas, ya me doy por satisfecha y agradecida.
En estas Navidades
pasadas, intenté no pensar, quise imaginarme que eran días en que, como todos
los fines de semana, nos reuníamos en familia. Lo he logrado, no hubo lágrimas
y valoré el ahora rodeada de hijos y nietos.
Pese a todo, no
dejé de visitaros y llevaros unas flores. Anochecía cuando llegué al camposanto
¡qué frío y triste me resultó aquél silencio!
Cuando despedimos el año, y sonó el reloj dando las campanadas, con toda la calma que fui capaz, saboreé unas cuantas pasas y sentí que compartía aquél momento con mi padre, éramos los únicos que recibíamos el nuevo año comiendo pasas en lugar de uvas.
A su recuerdo, dio paso otro, fue un tango de despedida que he bailado un tiempo atrás, seguro que una sonrisa de cariño se dibujó en mis labios debido a la huella que dejó en mi corazón.
A mí me encanta el
tango de rosas. ¿Bailamos?
Hoy tenía intención
de poner una receta dulce, pero como me faltan algunas fotos que aún tengo que
descargar, lo dejaré para la próxima entrada.
De esta vez,
comeremos una crema de grelos con bacalao. ¡Buenísima!
INGREDIENTES: Una
cebolla, un chorizo que no esté muy curado, dos patatas, un manojo de grelos,
caldo de pollo o una pastilla disuelta en agua, un trozo de bacalao desalado y
sin espinas, unas láminas de tocino ibérico o de un buen jamón, sal y aceite.
PREPARACIÓN:
1- Pelar y picar menuda la cebolla, reservar.
2- En una cazuela con un poco de aceite,
ponerla a pochar.
3- Cuando esté transparente, se le añade el
chorizo en rodajas. Rehogarlo con la cebolla y dejar que se siga pochando
conjuntamente.
4- Mientras, pelar y trocear las patatas,
añadirlas a la cazuela, rehogar.
5- Cuando todo esté bien pochado, se riega
con el caldo de pollo, dejar cocer.
6- Cortar los tallos a un manojo de grelos y
dejar sólo las hojas, son las que vamos a utilizar.
7- Mientras se van cociendo las patatas, se
pone otra cazuela al fuego con agua caliente y, cuando hierva, se echan las
hojas de los grelos para escaldarlas, no hay que dejarlas demasiado tiempo para
que no pierdan el color.
8- Retirarlas del agua de cocción,
escurrirlas y pasarlas por agua fría.
9- Añadirlas a la cazuela donde están las
patatas y el chorizo, dejar que den un hervor.
10- Mientras, corta unas lonchas finísimas de
tocino o jamón ibérico.
11- Cuando las patatas están bien cocidas, se
tritura todo el conjunto con la batidora y se pasa la crema resultante por un
chino para que quede más fina. Reservar.
12- Cortar en trozos pequeños el bacalao
desalado y poner a cocerlo al vapor (en este caso se coció en el horno), pero
se puede cocer unos minutos en agua hirviendo y luego se escurre muy bien o se
seca con un papel de cocina.
13- Colocar cada trocito de bacalao sobre el
plato donde se va a servir y cubrirlo con una o dos lonchitas de jamón..
14- Aplicar el soplete sobre el jamón para que
se derrita un poco el tocino y el resto quede crujiente.
15- Ya sólo queda echar con cuidado la crema de
grelos y estará listo para degustar.
Este exquisito
plato me lo ha hecho uno de mis hijos cuando he ido a su casa. De más está que os diga que es una
delicatessen, tan deliciosa, que es ideal para repetirla cuando queramos quedar
bien en cualquier celebración.
Y como esta entrada
llega a su fin, antes quiero reiterarme en mis mejores deseos para que todos
podáis disfrutar de un muy ¡FELIZ AÑO 2018!
Abrazos y cariños de vuestra.
Abrazos y cariños de vuestra.