Son las cinco de la
madrugada y ahora te cuento:
Después del frío que hemos pasado días atrás, alguien debió de enfurecer al aire, lo digo porque, en todo el día de ayer, se desató un vendaval que silbaba enloquecido al colarse por los huecos que encontraba a su paso.
Un viento furioso acabó sembrando las calles con las pocas hojas que aún quedaban en los árboles, aquellas que se resistían a separarse de la rama madre.
Y me acordé de ti,
me dije: Si yo fuese hoja ¿qué haría? Y enseguida pensé que, por permanecer a
tu lado, sería capaz de convertirme en liquen, viviría abrazada a tu rama y
aunque el viento lograra arrancarnos del tronco, yo aún seguiría contigo ¡Pero
que cosas se me están ocurriendo a las cinco de la mañana!
El caso es que el
viento no deja de silbar y, por si fuera poco, debe colarse por los
respiraderos de las chimeneas que están en el tejado y continuamente se oye un
¡pum! ¡pum! que me pone nerviosa y además no me deja dormir.
Como la noche da
para mucho, he escrito este poema y me parece que esta música es bonita para
acompañarlo.
TE BUSCO AL
ATARDECER
CUANDO EL SOL SE VA
OCULTANDO
LAS SOMBRAS VAN
OCUPANDO
MI CORAZÓN Y MI
SER.
¡AMOR!
SOY UNA ILUSA
PENSANDO
QUE VOLVERÁS ALGÚN
DÍA
A VECES, LO DESEO
TANTO,
QUE LA NOSTALGIA ME
GUÍA.
POR UN INSTANTE TE
TENGO
POR UN MOMENTO TE
VIVO
PERO EL SUEÑO DURA
POCO
Y EN MI ALMA HAY UN
VACIO.
ES BELLO SOÑAR
DESPIERTA
RECORDAR LO QUE NOS
UNÍA
PERO LA REALIDAD ME
DICE
QUE DEBO CAMINAR
SIN TI
¡SIN EL AMOR QUE DABA
SENTIDO A MI VIDA!
Hace unos días,
preparé un plato que está inspirado en lo que hizo Arguiñano con unos chicharros no hace mucho.
Saqué una cola de merluza que tenía en la nevera, y en 35 minutos ya tenía la
comida lista. El olor que desprendía se propagaba por la toda la escalera.
Si algún día os
veis apurados por falta de tiempo o
viene alguien que no esperabais y queréis que se quede a comer, no
olvidaros de este pescado al horno.
INGREDIENTES: Una
cola de merluza (cualquier otro pescado
sirve, sólo hay que sacarle los lomos), sal y pimienta, dos o tres patatas, una
cebolla, la parte blanca de un puerro, un pimiento verde italiano y un trozo de
uno rojo, un tomate maduro, (en su lugar he utilizado tomate frito de mi
conserva), tres dientes de ajo, unos aros de guindilla seca, perejil, un
chorrito de vinagre, un chorro de vino blanco, si gusta, aceite y sal.
PREPARACIÓN:
1.-Para que el plato
resulte más ligero, voy a hacer la cama del pescado en el microondas, para
ello, pelaremos las patatas y las cortamos en rodajas de un centímetro de
grosor, pelar también la cebolla, sacarle la capa exterior que es más dura y
cortarla en juliana. Reservar.
2.-Trocear el puerro y
los pimientos. Reservar.
3.-En un recipiente
apto para microondas, poner las patatas, la cebolla, el puerro y los pimientos.
Salar y rociar con un hilo de aceite, dos cucharadas de agua o un chorrito de
vino blanco. Tapar bien el recipiente y meterlo 10 minutos a máxima potencia.
4.-Mientras, abrir la
cola de merluza y separar los dos lomos.
5.-Pasado el tiempo
del microondas, se retira la preparación, se remueve con cuidado para mezclar
bien los ingredientes y se vuelve a meter otros 10 minutos a máxima potencia.
Aprovechar el tiempo para precalentar el horno a 200 grados.
6.-Cuando las patatas
y verduras están en su punto, se cubre con ellas el fondo de una fuente o
bandeja de horno.
7.-Salpimentar los
lomos de merluza y colocarlos sobre las patatas con la piel hacia abajo.
8.-Meter el pescado al
horno después de haber regado los lomos con un hilo de aceite y un poquito de
vino blanco. Dejar que se hagan, tardarán de 10 a 15 minutos.
9.-Mientras, poner una
sartén al fuego con un poco de aceite, añadirle los ajos laminados y unos aros
de guindilla, dejar que tomen color.
10.-Rallar un tomate
natural maduro, al final acabé mezclándolo con tomate frito de mi conserva,
pues el pobre, estaba tan pálido, que mismo parecía estar convaleciente de una
helada.
11.-Mezclar el tomate
con los ajos y añadir perejil picado.
12.-Cuando el pescado
está en su punto (importante no dejarlo que se reseque), se retira la bandeja
del horno, se riega cada lomo con unas gotas de vinagre y se echa por encima
unas cucharadas del refrito de ajos y tomate que hemos preparado.
Ya sólo nos queda
servirlo y degustarlo. ¡Buenísimo estaba!
Ah! El viento se
paró a las seis y media de la mañana y empezó a llover con fuerza.
Sigo sin pisar el
pueblo, pero le he dicho a Lucho que se acercara al cementerio, me ha dicho que
casi todo ha volado ¡menos mal que siguen en pie los durillos que he puesto!
Os dejo abrazos y
cariños de todos para todos.