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viernes, 3 de septiembre de 2010

TOMATES DE LA HUERTA EN PISTO

Querida madre: Ya se han ido todos. Estuvimos cenando al aire libre. Hace una noche extraordinaria.


Por la tarde, los niños se estuvieron bañando, disfrutan muchísimo en la piscina.

Laura ya nada. Nadiuska lo hace con unos manguitos casi desinflados, no tiene nada de miedo, se tira de pie o de cabeza, como caiga, se zambulle, a mi me da pánico, me voy por no verla, me tranquiliza el que sus padres están muy pendientes de ella.

Pi, ya no está con nosotros en el chalé, se ha tenido que ir, se le acabaron los días de vacaciones y se ha reincorporado al trabajo.

Ahora está sola en casa, tanto a Anthony como a mi nos gustaría estar con ella, pero esta obra parece interminable. Los albañiles siguen viniendo a las siete y media de la mañana y, tanto Anthony como yo, madrugamos.

Estos días nos hemos quedado con Armando y Francis, nos distraen y hacen compañía.
Muchas veces te he dicho que el chalé es para estar con mucha gente, prefiero trabajar y cocinar para 16, que estar tan solo cuatro personas.

Esta tarde ha venido Sonsoles con su familia, han traído a Pi, la he visto un poco triste, seguramente sean suposiciones mías. A ella, el chalé, también le trae recuerdos, siempre te acompañaba y la mayor parte del año, iba a dormir a tu casa para que no te sintieras sola por la noche.

Te echa mucho en falta, no lo dice, es demasiado callada, pero yo se, en cantidad de ocasiones, adivinar el pensamiento de mis hijos.

Siempre me dice te mande besos y cariños. ¿Te he contado que se ha comprado un piso?

Creo que no, entre tanto movimiento de albañiles, seguro me he olvidado de lo más importante.

Llevaba mucho tiempo ahorrando, pero siempre lo veía demasiado lejano, casi imposible, pero ya ves, tú tenías razón al decirle que lo iba a lograr.

Es muy bonito, tiene unas vistas preciosas, mucha luz, tres habitaciones y una terraza minúscula que da a la piscina y a una pista de pádel.

Ahora está ilusionada con amueblarlo. Me dice que te diga que pondrá en los baños las toallas que le has hecho con esas puntillas tan bonitas.

Seguro que te estarás preguntando que he preparado para comer o cenar.

Hoy no hice nada especial, los obreros me cortaron el agua durante toda la mañana, tuve que lavar las verduras con agua mineral para poder hacer un pisto, ese tan pochadito y tierno que te gusta tanto.

Hace mucho que no me cuentas nada de tu vecino Josep ¿Qué tal está? ¿Le llevas la prueba de las comidas que haces? ¿Está más animado?

Consuélale madre, es triste haber perdido a su esposa, se querían muchísimo, no es de extrañar que se sienta muy solo.

Dile que algún día le escribiré, que le aprecio y quiero.

Anthony está viendo la televisión, tiene a su lado a los nietos, es un programa que pueden ver y les gusta.

Me estoy dando cuenta que todavía no te he mandado la receta del pisto, ahí va:

INGREDIENTES: Una cebolla grande, dos pimientos verdes, uno rojo, dos calabacines con su piel, salsa de tomate, aceite y sal.

PREPARACIÓN. Echar aceite en una cazuela amplia, que cubra el fondo, dejar calentar y añadir la cebolla muy picadita, rehogar, acto seguido incorporar los pimientos finamente troceados, seguir rehogando, poner el punto de sal y dejar que se vaya haciendo lentamente.

Cuando las verduras están a medio pochar, se añaden los calabacines cortados en dados pequeños, seguir rehogándolos con las verduras, soltarán un poco de agua, más tarde se evaporará.

Para terminar, yo suelo echar un bote de salsa de tomate de mi conserva, está tan concentrado, que le da un color y una textura extraordinaria, pero se puede sustituir por tomates naturales maduros, sin piel y troceados, o por un bote de tomate frito de buena calidad.

Mezclar bien y dejar que se vaya haciendo todo junto. Si el tomate es natural, el pisto tardará un poco más en hacerse, hay que esperar a que se evapore el agua que suelta.

Estará a punto cuando se logre una consistencia densa, nunca deberá quedar aguado.

Si todo está bien pochado, las verduras adquieren un aspecto brillante y todo él se colorea de un tono rojo intenso.

A veces, suelo rematarlo en el horno.

El contenido de la cazuela, se pasa a una fuente de pirex o similar, se baten dos huevos, se echan por encima, que cubran toda la superficie, se mete al horno a gratinar y, cuando el huevo empieza a cuajarse, se retira y se sirve.

Para hacer la foto del plato, y para que se viera el colorido de las verduras, rompí unos huevos encima, lo metí al horno y cuando cuajaron, lo retiré.

Cuando lo hagas, invita a Josep. Dale un abrazo fuerte de mi parte. Te mando otro para ti unido al cariño de todos. Hasta pronto.

                            Kasioles