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miércoles, 20 de mayo de 2015

ENSALADA DE LECHUGA, LANGOSTINOS Y MANDARINA.

Querida madre: Prometí contarte algo de la Comunión de tu biznieta Laura y lo hago encantada. Todavía me parece estar reviviendo la alegría de ese día.

Siempre recordaré ese segundo domingo de Mayo en el que,  pese a salvar algunos inconvenientes, nos hemos podido reunir todos.

Tu nieto Willi tuvo que venir con dos muletas, unas semanas atrás le habían soldado un menisco y todavía no podía apoyar bien el pie.

Lucho salía de guardia y tuvo el tiempo justo para arreglarse y llegar puntual. 

La parroquia, muy pequeña para acoger a tantos invitados, estaba adornada con plantas y flores para recibir a los niños.


Todos los que hacían la Comunión, de una u otra forma, participaron en la Misa, ha sido un acto muy emotivo.

Tu biznieta fue la primera en leer unas palabras de bienvenida 



Como había tanta gente, difícil ha sido hacerle fotos pero, después de eliminar muchas en las que la tapaban las cabezas de los asistentes he logrado ésta.



¡Mira lo alta y linda que está ahora! ¡Con lo chiquitina que la has dejado!

Y como aquella tradición de tomar un chocolate con churros o hacer una comida familiar ya se ha pasado a la historia, acabamos, los 50 que éramos, en un hotel- restaurante donde nos sirvieron una estupenda comida.


Por la tarde, los más pequeños, disfrutaron revolcándose en unos hinchables que tenían preparados en los jardines del hotel y unos animadores guiaban sus juegos.

Pero, cuando se disfruta al máximo y uno se siente feliz, esos momentos se escapan muy rápido, aunque desearíamos que no tuviesen fin.

Las horas seguían su caminar, muy ajenas a nuestro sentir.
Pronto el sol ya se escondía y nos tuvimos que despedir.


Como el día tenía que ser completo, por eso llevé al cementerio los centros de flores que adornaban nuestra mesa, en ellos os dejé el cariño de todos.




Cuando llegué a casa, recordé a mis hijos y nietos, me puse a escribir pensando en ellos:

EN CORAZONES DE NIETOS
TENGO UN TESORO ESCONDIDO
SON BROTES DE LOS ESQUEJES
QUE DIOS ME OTORGÓ CONTIGO.

NUNCA LLEGUÉ A IMAGINAR
QUE, EN UN DÍA COMO HOY,
YA NO ESTUVIERAS CONMIGO
¡JUGUETE DEL DESTINO SOY!
¡QUÉ MAL SE PORTÓ CONMIGO!

MIRANDO A SUS OTROS ABUELOS
QUE FELICES SONREÍAN,
VIENDO A LAURA COMULGAR,
SANA ENVIDIA YO SENTÍ
AL VERME SOLA Y SIN TI.

AÚN ASÍ, REÍ DE FELICIDAD
MÁS DE DIEZ BRAZOS ABIERTOS
SENTÍ QUE ME RODEABAN
ABRAZABAN Y BESABAN
¡ELLOS ME DABAN LA PAZ!

Y como ya llevo mucho tiempo alejada de la cocina, hoy vuelvo para dejaros, aprovechando que hace calor, esta rica ensalada que suele gustar a todos.

INGREDIENTES: 300g de langostinos congelados, tres mandarinas, una endibia, medio paquete de canónigos, dos cogollos de lechuga, 150 gramos de nueces, sal, aceite de oliva y vinagre.

PREPARACIÓN:
1-   Cocer los langostinos congelados en agua hirviendo con sal y unas hojas de laurel (se recomienda echar por cada litro de agua, 50 gramos de sal gruesa) dejarlos unos 3-4 minutos dependiendo del tamaño. Retirar y sumergirlos en agua fría con unos hielos para que queden tersos Escurrir y reservar. Otra opción, es comprarlos ya cocidos.

2-   Pelarlos, quitando la cabeza y pieles, reservar sólo las colas.

3-   Pelar las nueces, reservarlas.

4-   Pelar las mandarinas. El trabajo es algo entretenido, lo ideal es sacar la piel a los gajos y retirar las pepitas, en el caso de que las tuvieran. Reservar.

5-   Lavar los cogollos de lechuga y separar sus hojas. Limpiar las endibias y hacer lo mismo con las hojas. Reservar.

6-   Montar la ensalada y decorarla como más os guste. Aliñar con sal, aceite y vinagre.

7-   Degustar.

 Y como mi carta ya da a su fin, sólo me queda mandaros los cariños de toda esta familia que siempre os lleva en el corazón.

                                                 Kasioles