Querida madre: Es demasiado aventurarse a decir lo que va a ocurrir la próxima semana, es más, ni mañana mismo.
En mi carta anterior, me despedía diciendo: ¡hasta el próximo sábado!
Me imaginaba que sería otra semanita parecida a la anterior, pero no ha sido así, ahora te cuento:
Como sabrás, ya son muchos los que leen nuestras cartas y anotan las recetas que te mando. Poco a poco, los voy conociendo y llego a quererles, la verdad, es que no me lo propongo, pero van calando en mi alma.
Uno de estos amigos se llama André de Artabro, escribe poemas y nos manda unas fotos preciosas, hechas por él, de ese mar que tú y yo queremos tanto.
Me enteré por su amiga, Carmen se llama, que estaba delicado y me pedía, que avisase a sus amig@s ya que, al estar en ese “hotel” (como a él y a ella les gusta llamarlo), le es imposible mantener al día su blog.
He cumplido su petición y los he avisado, todos se han volcado para corresponder como él se merece, es decir: ARROPÁNDOLO Y DÁNDOLE ÁNIMOS.
Hoy mi carta no lleva receta, he decidido apagar mis pucheros.
Quiero dedicarle esta entrada, a nuestro querido amigo, al que todos queremos tanto: ANDRÉ.
Todos nosotros tenemos
Un amiguiño del alma
Me dicen que está enfermo
Y nos ha roto la calma.
Nos tenía acostumbrados
A versos cada semana
Y a esas fotos tan bonitas
De ese mar, Norte de España.
Con él, hemos aprendido
A mirar dentro del alma
Sin querer, ni pretenderlo
Nos encandiló su estampa.
Es transparente el amigo
Sencillo y, tan entregado
Que, día a día y sin pausa
Nos ha ido enamorando.
La culpa es de sus versos
Del cariño en sus palabras
Y esos ánimos que siempre
Daba al que necesitaba.
Hoy, los blogs no tienen fiesta
Mucho le echan en falta
Desean, de corazón
Que regrese pronto a casa.
Ya sé que tú, André, lo harías mucho mejor, pero alguien me dijo un día que, cuando se escribe con la pluma del alma, todo vale.
Para todos aquellos que están a la espera de más noticias, os diré que nuestro amigo es fuerte y animoso, le siguen haciendo pruebas y de momento, todo va saliendo bien, están descartando posibles dolencias y, como las cosas en ese tipo de “hoteles” van despacio y los resultados aparecen con cuentagotas, no es de extrañar que lo retengan unos días más.
Lo que si puedo deciros, es que puede leer los comentarios que le vamos mandando a su blog, lo hace a través de un teléfono móvil que está conectado a Internet.
Está encantado, feliz y agradecido, con tantas muestras de afecto como ha recibido, dice que nos dará las gracias, desde su blog, cuando esté en casa.
Yo os animo a seguir enviándole comentarios, es una forma de arroparle y de decirle que no está solo, que nos tiene a todos unidos como una piña.
Y como ya os he contado todo lo que sabía, quiero despedirme primero de mi madre y luego de André, a los dos os envío un abrazo de los míos, de esos que van directos al corazón.
Kasioles