QUERIDA MADRE: En este día, no quiero dejarte sin unas
letras, porque hoy, mi querida madre, quisiera estar a tu lado, quisiera
tenerte cerca, para dejarte un abrazo, para decirte que fuiste, lo mejor
que Dios me ha dado y que precisamente hoy, pese al paso de los años, te sigo
necesitando como cuando era una niña ¡aquella niña de antaño!
¡Madre! ¡Cuánto te quiero!
Y en tu aniversario, debo escribirte algo y que sea de tu agrado.
Quiero que mis letras lleven, mi más sincero cariño, mi
respeto, admiración y el agradecimiento de todo cuanto de ti, he aprendido.
Procuro seguir tu ejemplo, no creo haberlo logrado, soy sólo
una imitación de ese don que Dios te ha otorgado.
Aún así, trato de seguir tu estela y todos los días, al
alba, cuando me levanto, me acuerdo siempre de ti y, con el más profundo amor,
le envío al viento mi abrazo, para que llegue hasta ti y te arrope con mis
brazos.
Descansa en paz, madre mía, descansa y no tengas pena, tu
hija se ha hecho mayor, es fuerte y va siguiendo tu estela.
Con el cariño de todos los que aquí quedamos y seguimos
teniéndote como ejemplo.
También para ti escribí:
Y como en un apretado abrazo
Quiero enviarle a mi madre
El más preciado regalo
El que ella se ha ganado.
Es el cariño de hija
Que en mí ha fomentado
Cada día con su amor
Y sacrificio callado.
¡Madre! Siempre de ti me acuerdo
Y aunque me duele en el alma
El no tenerte a mi lado
Prefiero llorar de pena
Que olvidar lo que me has dado.
Llevo el sello de tu amor
En mi corazón grabado
Y aunque pasen muchos años
No disminuirá el querer
Al contrario, se habrá acrecentado.
Porque tú, eres amor
Porque tú, eres el árbol
Porque tú, eres la flor
Con la que
Dios me ha obsequiado.