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viernes, 19 de octubre de 2012

TORTILLA DE JAMÓN SOBRE TOSTA DE PAN CON TOMATE.

Querida madre: El día 10 hemos salido de viaje ¡cuánto he sentido que Anthony no pudiese acompañarnos!

Después de pasar una noche en Madrid, al día siguiente emprendimos viaje a Jerez de la Frontera.

Máriel tenía una boda en Málaga y nos animó a Pi y a mí (ya que su padre no podía venir) para que viajásemos con ella.

No había mucho tráfico en la carretera. El sol quería asomar entre los nubarrones que presagiaban lluvia.

A media mañana, hicimos un alto en el camino, cogimos la primera desviación que vimos y nos llevó a Bailén. Nos paramos en un restaurante que está al pie de la carretera: Rte San José, tiene un olivo a la entrada y estaba lleno de aceitunas, nos recomendaron que probásemos la tortilla de la casa.

Al poco, nos sirvieron en un pan recién horneado y regado con tomate triturado, una tortilla francesa con tropezones de jamón. Yo no sé si tendría algo que ver con esa hipoglucemia que suele aparecer pasadas las once de la mañana, pero el caso es que, aquella tortilla, tenía un algo especial, estaba deliciosa, su color, aroma y sabor, eran dignos de los más exigentes paladares.

Al atravesar Sevilla, me acordé de Manolo, sería una buena ocasión para hacer una parada y poderlo conocer, pero no disponíamos de tiempo, otra vez será.

Estando ya en Jerez, voy a contarte una anécdota que me ha pasado:

Estábamos sentadas en la Plaza del Arenal, al poco, se nos acercó una señora, relativamente joven, preguntaba si nos gustaba escribir y leer. Mis dos hijas, casi a la vez, dijeron: ¡A mi madre le encanta!

La señora se me acercó y dijo: ¿me podría ayudar? Estoy mal de la cabeza, soy bipolar ¿sabe lo que es eso? Más o menos, le contesté, seguramente Vd tendrá unos días con un optimismo desbordante y otros, en los que se sienta sumida en la más profunda tristeza ¡Eso, eso es! Me dijo.

Llevaba en la mano unos cuantos folios en los que había algo impreso. Qué escribe prosa o verso, le pregunté, pero no me contestó, buscó y rebuscó entre sus papeles y me dio una poesía, le di unas cuantas monedas y me sonrió agradecida.

Pero no se marchó, seguía a mi lado y me preguntó ¿qué le parece?

Sólo me había dado tiempo a leer las cuatro primeras estrofas y le comenté que intuía que había en su vida un amor pero, al mismo tiempo, sus versos reflejaban una gran tristeza ¿sería correspondida?

Me escuchó atentamente y volvió a decirme:

¡Repítemelo otra vez! ¡Qué bonito hablas!

En lo que llevo de vida, es la primera vez que alguien me ofrece una poesía a cambio de unas monedas, me ha parecido muy tierno, es algo que siempre recordaré.

Madre, tu hija es una “hablona”( como dice mi nieto más pequeño) y esta carta se está extendiendo demasiado, prometo seguirte contando más cosas en la próxima.

En los días que he estado en Málaga, te hemos mencionado en cantidad de veces, años atrás nos lo habíamos pasado fenomenal. Paseando por la calle Larios, recordaba y recordaba, seguro que en aquel paseo, aún quedarán algunas huellas de tus pisadas.

Entre nosotras, Málaga, sin estar tú, no me ha parecido tan bonita.

Antes de meterme en la cocina, quiero que Anthony sepa lo mucho que le he echado en falta

Hoy más que nunca, mi amor
Necesito tu cariño
¡Cuánto no daría yo
porque estuvieras conmigo!

Necesito ese, tu abrazo
Y el calor de esos, tus mimos
Necesito el gran amor
De cuando nos conocimos.

Hoy siento que la nostalgia
Se recrea en mis sentidos
Sabe que me vuelvo loca
Al no tenerte conmigo.


Voy a intentar hacer esa tortilla, algún truquillo debe tener para que tuviera ese sabor tan especial.

INGREDIENTES: Un bollo de pan fresco, dos huevos, una loncha de jamón serrano (no muy fina) un poco de aceite de oliva virgen extra, uno o dos tomates bien maduros y sal.



PREPARACIÓN:

1- Partir el bollo de pan en dos mitades. Ayudados con un pincel, pintar la superficie con un buen aceite de oliva y meter en el horno, poniendo el gratinador, para que se tuesten un poco. Reservar.

2- Batir los dos huevos y trocear la loncha de jamón. Reservar.



3- Poner una sartén sobre el fuego con unas gotas de aceite, dejar calentar y añadir el jamón troceado, cuando empieza a estar transparente, añadir los huevos batidos, remover para doblar y hacer una tortilla francesa. Reservar.



4- Rallar uno o dos tomates (según tamaño) bien maduros, ponerlos en un cuenco pequeño, añadirles sal y un poco de aceite de oliva virgen, remover y reservar.


5- Untar los panes con el tomate rallado, colocar encima la tortilla y empezar a probar ese bocadito de cielo.


 
Y ahora si que doy por finalizada esta carta, te deseo todo lo mejor y, para contribuir a ello, te mando montones de abrazos con mis cariños.

                                 Kasioles