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lunes, 31 de diciembre de 2012

LOMO DE CERDO RELLENO.

Querida madre: Siento mucho no haberte podido escribir el sábado pasado, una fiebre de 39 grados me mantuvo en la cama durante las fiestas.


Un estreptococo cariñoso, quiso felicitarme, se posó en mi garganta y me tuvo unos cuantos días sin poder tragar ¡qué dolor! Por no tragar, ni bebía ni comía.







Cuando Lucho me vino a ver, traía en la mano un depresor y me dijo: Si eres buena, te doy el palito. Pocas ganas tenía de reír, pero le agradecí la intención.





Después de verme la garganta, no paraba de recetarme, hasta me he tenido que tomar Nolotil para el dolor.

De recuerdo me dejó el palito y, como fui buena, hasta me pintó en un extremo un caracol ¡no te digo que me tratan como si fuera una chiquilla! Y…¡cómo me gusta que me arropen!

El día de Navidad nos juntamos casi todos, yo les oía a través del tabique que comunica mi habitación con el salón, hablaban, reían y pensé que, así de unidos y contentos me gustaría verles cuando yo ya no pueda estar a su lado.

He tenido mucho tiempo para hablar contigo, madre mía, también sabes que estuve reflexionando sobre mi vida y te he dicho que debo empezar a cambiar, encontraré esa nueva senda que me permita continuar con ilusión.

Con calma, para no cansarme, he puesto la mesa para recibir el nuevo año ¡cuánto disfrutarías ayudándome!

Al final he quedado complacida, es la idea que tenía cuando compré la tela para hacer el mantel, siempre es difícil encontrar mantelerías para mesas grandes y lograr que cuelguen por los lados ¡cuánto te agradezco todo lo que me has enseñado!

Y ahora voy a prepararos una receta apropiada para la crisis, sin gastar demasiado, podemos quedar como excelentes anfitrionas, prestad atención.

LOMO DE CERDO NAVIDEÑO RELLENO

Ingredientes:

Un trozo entero de lomo de cerdo sin adobar (el tamaño dependerá del número de comensales), 300 gramos de carne picada, dos cebollas, unas setas variadas, ocho ciruelas pasas y ocho orejones, un huevo fresco entero, ajo, perejil, pimienta blanca, sal gorda, tres lonchas de jamón serrano, dos zanahorias, una copa de vino blanco, aceite e hilo para coser el lomo. De guarnición, puré de patatas con manzanas asadas.


 
Preparación:

1- Mandar al carnicero que nos abra el trozo de lomo hasta formar con él un rectángulo lo más plano posible. Salpimentarlo por ambas partes, reservar.


2- En una sartén, con un poco de aceite, echar una cebolla picadita, dejar pochar un ratito, añadirle las setas variadas y dejar que se vaya haciendo todo el conjunto. Cuando está, se retira, reserva y se pone el punto de sal.



3- Poner en un bol la carne picada, añadirle el huevo, la sal, el ajo picadito y el perejil. Trocear el jamón y añadirlo también. Picar las ciruelas pasas y los orejones, mezclar todo bien. Reservar.


4- Añadir a la carne picada el preparado ya pochado de la sartén, mezclar bien.








5- Poner este preparado, formando un rulo, sobre uno de los extremos del lomo, enrollarlo con cuidado.



6- Con una aguja de coser lana y con el hilo de cocina, se van uniendo los bordes del lomo, de esta forma se impedirá que salga el relleno.




7- En una rustidera o un recipiente que pueda ir al horno, cubrir el fondo con la otra cebolla troceada y dos zanahorias en rodajas.



8- Colocar el lomo encima y a un lado tres manzanas reineta cortadas en cuartos, con su piel.



9- Regar el conjunto con un hilo de aceite de oliva y con un buen vaso de vino blanco seco. Meter a horno precalentado a 180 grados. Dejar que se vaya asando y cada veinte minutos ir dándole la vuelta.




10- Pasada una hora u hora y media, dependiendo del tamaño, se pincha con una aguja, si el líquido sale rosa es que todavía no está y habrá que dejarlo un rato más.

11- Una vez asado, se retira del horno, se corta con cuidado el hilo para sacarlo y se deja templar antes de cortarlo en lonchas.

12- Sacar las manzanas, hacer un puré de patata, mezclarlo con las manzanas asadas quitándoles la piel y esa será la guarnición.

13- Se presentará el lomo loncheado, a un lado se pondrá el puré de patatas y manzanas y, al otro, la salsa triturada.


Aunque esta receta lleva muchos pasos, no es nada difícil de hacer y el resultado es sorprendente.

De más está el que diga que estáis invitados a mi mesa, que en mi pensamiento estaréis conmigo y que esta invitación también la hago extensiva a todos estos amigos virtuales que me respetan y, semanalmente, me muestran su cariño.

Para todos, os deseo ¡FELIZ AÑO NUEVO!

Y para ti, madre mía, sabes que siempre tendrás todo mi cariño y, semana tras semana, volveré para sentirte más cerca.


                                    Kasioles

sábado, 22 de diciembre de 2012

NAVIDADES 2012. COCHINILLO ASADO AL ESTILO CASTELLANO




COCHINILLO ASADO AL ESTILO CASTELLANO


Ingredientes: Un cochinillo o medio, unas ramas de laurel con sus hojas, agua, dos cucharadas de manteca de cerdo y sal gorda.



Preparación:

1- Salar, con sal gorda, el cochinillo por ambas partes.

2- En una bandeja de horno, colocar unas ramas de laurel para que el cochinillo no esté en contacto con el agua que pondremos en el fondo de la bandeja.

3- Añadir agua, que cubra la bandeja y colocar el cochinillo, con la piel para abajo, sobre las ramas de laurel.

4- Meter al horno precalentado a 180 grados y dejar asar.



5- Mientras, derretir la manteca y, cuando se le de la vuelta al animalito, pincelar toda la piel con la mantequilla.



6- Volver a meter al horno y esperar a que la piel esté bien dorada y crujiente. Si fuese necesario, a última hora se subirá la temperatura del horno para facilitar el dorado.

7- Retirar y servir acompañado de una ensalada.

 
Hoy hice este plato pensando en mi amiga Lilyam. En un comentario me pedía un adobo para el cochinillo, siento no poder dárselo ya que aquí es típico asarlo así de simple.

Pero si quieres, podemos idear algo nuevo.

Cuando el cochinillo se esté asando con la piel para abajo y, a medio asar, le echaremos un majado de ajos, perejil y un poquito de vinagre ¡pruébalo!

En Segovia tiene fama este plato, lo hacía el Mesonero Mayor, Cándido, ya fallecido. Sus hijos siguen con el restaurante que sigue llevando su nombre.

En su restaurante, es típico trocear el cochinillo con un plato, luego se tira al suelo y, al romperse, los comensales aplauden.


Lo que os cuento se ha convertido en una tradición, se dice que, un día y sin querer, el plato se le cayó al suelo y la gente que allí estaba, reaccionó aplaudiendo, a partir de ahí se sigue haciendo.

Y ahora, madre mía, debo terminar esta carta.

Al poner la mesa, sabes que tanto a ti como a los demás que no están, os pondré a mi lado y os guardaré un hueco preferente en mi corazón.

Abrazos, cariños y felicidad para todos.

                                       Kasioles

sábado, 15 de diciembre de 2012

PARA LA CRISIS.......... SALPICON DE MEJILLONES

Querida madre:
Debería tener la carta ya escrita, la receta preparada y todo listo para subirlo al blog y mandártelo.

Pero hoy ya es viernes y tu hija anda muy atrasada.


Hasta pensé en dejarte sin carta esta semana pero, como después me entrarían remordimientos de conciencia, aquí me tienes intentando ser lo más breve que pueda para continuar con lo que te prometí en mi carta anterior.

Me estoy refiriendo a uno de los platos típicos de Málaga: El espeto.

La verdad es que se ha convertido en la atracción de los turistas y de todas aquellas personas, malagueñas o no, que aprecien el verdadero sabor de una sardina.

Cuando paseando a la orilla del mar te viene ese olorcillo rico a sardinas asadas, te entra un cosquilleo en el estómago que, inconscientemente, vas siguiendo la pista de ese olor hasta llegar al sitio donde están haciendo el espeto.

En realidad, el espeto no es más que un palo, una caña de unos 20 o 30 cm de longitud que atraviesa a media docena de sardinas, están enteras, con sus tripas y cabezas, ligeramente saladas.




La técnica consiste en hacerlo justo por debajo de la espina central, así se logra que no se rompan y puedan caer a las brasas.

Primeramente, con unos lechos gruesos, se hace fuego sobre una barca, cuando se ponen al rojo, se coloca el espeto un poco inclinado cerca de las brasas y, cuando están asadas por los dos lados, se sirven rápidamente.


Un dato a destacar, es el tamaño de la sardina, las que usan para el espeto son pequeñas, no se parecen en nada a las también riquísimas sardinas gallegas que son mucho más grandes.



Las barcas, donde se hacen los espetos, están ancladas en la arena de la playa.

Pero, como todos no tenemos barca (eso lo dejamos para aquellos pescadores que saben muy bien tender sus redes y capturar toda clase de pescados) he pensado que, para nosotr@s que somos aficionad@s al buen comer y nos gustan las sardinas, preparar en un rinconcito de nuestro jardín unas brasas o hacerlo sobre la arena de una playa.

Y para aquellos otros de tierra adentro que no puedan hacer el espeto… ¿por qué no hacer un viajecito a Málaga y saborearlas allí?

Se suele decir que los mejores meses para comer un buen espeto son los de verano (Junio, Julio, Agosto) pero nosotras, que lo hemos probado en Octubre, puedo afirmar que estaban buenísimas.

También he oído que quieren quitar los chiringuitos (pequeños establecimientos con una construcción provisional, que se levantan sobre la arena de la playa y atraen con sus ricos olores de pescaditos y paellas a todo aquél que se acerque a sus mesas) de la playa por estar asentados sobre la arena. De momento, ya hay una Ley de Costas que prohibe hacer espetos desde el 15 de Octubre al 15 de Junio.

Y ahora pensaré qué plato voy a preparar. De momento me voy a la compra y a la vuelta…

Me he decidido por un SALPICON DE MEJILLONES.

INGREDIENTES: Dos kg de mejillones, un vasito de vino blanco, unos filetes de pescadilla congelados (yo no los tenía y eché una cola de pescadilla), 4 huevos, 1 o dos cebolletas, 5 patatas, medio kg de langostinos cocidos, sal gorda, aceite, vinagre y perejil, pimiento rojo, caldo de cocer las cáscaras de langostinos y pescado, lechugas variadas, dos tomates para ensalada, un poco de caldo de haber cocido el pescado y las cáscaras de langostinos y, por último, aceitunas negras o verdes para decorar.


















PREPARACION: 1- Limpiar bien los mejillones, ponerlos en una cazuela con un vasito de vino blanco, llevarlos a ebullición para que se abran al vapor, retirar, desechar las cáscaras y reservar la carne.


2- Pelar las patatas, ponerlas a cocer en agua con sal unos 25 minutos. Sacar del agua, cortar en dados y reservar.



3- Poner en una cazuela con agua y el verde de las cebolletas, los filetes de pescado, dejar que den un hervor y añadir los langostinos pelados, dejar dos o tres minutos (según tamaño) retirar y reservar.

4- Cocer los huevos 10 minutos. Pelarlos, picarlos, no todos, ya que hay que conservar dos yemas de huevo para hacer el aliño.

5- Picar en cuadraditos pequeños el pimiento rojo (admite también verde), la cebolleta, trocear el pescado y reservar.



6- Preparar el aliño: Poner en un bol las dos yemas de huevo, deshacerlas con un poco de caldo de haber cocido los pescados, añadirles bastante perejil muy picadito y echar, por cada medida de aceite, media de vinagre, mezclar bien y reservar.


7- Montar el salpicón

8- Poner en el fondo, cubriéndolo, las patatas cortadas en dados, cubrirlas con los trozos de pescado y los langostinos cortados en dos o tres trozos, poner las lechugas variadas por las esquinas y bordes, esparcir los huevos troceados y poner los mejillones por encima.

9- Por último, decorar con el tomate cortado en gajos, aceitunas y aliñar con el preparado reservado.


10- Servir frío y degustarlo con buen apetito.




Como veréis, he sustituido lo típico del salpicón, que es el rape, por unos mejillones que son más asequibles para soportar la crisis que, de una u otra forma, a todos nos afecta.

Madre, apenas he dormido, ha venido Willi, estuvimos charlando hasta muy tarde y después, sería por la emoción, no he podido conciliar el sueño.

Deseo que esta receta la haya explicado bien, pediré disculpas si he omitido algo, esto de estar dormida…

Te dejo un fuerte abrazo y, pese al tiempo que ha pasado, cada día siento que te quiero más.

Más cariños.

                                 Kasioles



sábado, 8 de diciembre de 2012

CARPACCIO DE SOLOMILLO

Querida madre: De esta vez sí que voy a contarte la última parte de nuestro viaje a Málaga.

Estoy convencida de que, aunque hayan sido pocos días, si están bien aprovechados, pueden dar mucho de sí.

A nosotras nos ha dado tiempo para hacer muchas cosas, tanto que, el domingo, después de desayunar en el hotel el mollete calentito con el típico tomate triturado con aceite de oliva (que tanto nos gusta) salimos a conocer un poco más de Málaga.

Nos perdimos por unas callejas estrechas y, como muchos de los comercios estaban abiertos, aprovechamos para comprar algún detalle para llevar a la familia.

De pronto, y notando que el sol calentaba con fuerza nuestra piel, a Máriel se le ocurrió la idea ¿por qué no nos vamos a la playa?

No lo pensamos más, retrocedimos y regresamos al hotel para cambiarnos de ropa.

Máriel, en otra ocasión, y por exigencias de su trabajo, había estado en Málaga, la habían invitado a comer por la zona de las playas, en Pedregalejo y decidimos coger el autobús nº 11 que sale del paseo de La Alameda.

El conductor nos indicó dónde debíamos bajar y, muy pronto, vimos el mar. Estaba en calma, unas cuantas personas tomaban el sol sobre una arena que no me gustó, es muy oscura, casi negra, me recordó a la de las playas de Lanzarote (Canarias).

Todo el paseo que bordea la larga playa, está lleno de restaurantes y terrazas. Máriel, quería encontrar el sitio dónde años atrás había comido, recordaba el nombre y nos decía que teníamos que buscar “El Maricuchi”

Por cada restaurante que pasábamos, observamos que, enfrente, varada en la arena, había una barca con su nombre, sobre ella se hacen las brasas para preparar el típico espeto.

Después de un largo paseo ¡al fin encontramos el Maricuchi!

Como hacía muy buena temperatura, quisimos aprovechar los rayos de sol (que ya no encontraríamos a nuestro regreso) y decidimos sentarnos en la terraza que estaba pegada a la playa.

Para mi sorpresa, allí estaba una barca varada y, su nombre, me recordó a un amigo bloguero, sí, a ese enamorado del mar que muchos de nosotros conocemos. Sonreí y mis hijas, que también le conocen, hicieron lo mismo ¡qué casualidad!

El restaurante, cuyo nombre completo era Andrés Maricuchi, tenía muy buena cocina y aprovechamos para degustar lo típico que se suele comer en Málaga: Picada de tomate, almejas en salsa, el adobo, berenjenas con miel, la fritura de pescaditos y ¡como no! El espeto no podía faltar.





Para no alargar mucho más esta entrada, prometo contaros en otra lo que es el espeto.

Y por no perder la costumbre, paso a preparar un entrante que a algunos de mis nietos e hijos les encanta, es el Carpaccio de solomillo:

INGREDIENTES: Un trozo de solomillo, sal, pimienta, perejil picado, vinagre de Módena, aceite de oliva virgen y lascas de queso de oveja curado.



PREPARACION: Si no se compra el solomillo ya cortado en láminas finísimas (Hay sobres donde ya viene cortada la carne con trocitos de queso al lado) lo mejor es comprar un trozo, meterlo en el congelador una media hora y, con ayuda de una máquina corta fiambres, ir laminándolo lo más fino posible. Reservar.

2- En un bol, mezclar la sal, la pimienta (una cucharadita de cada) el perejil picado, el vinagre y el aceite, remover.

3- Con ayuda de una brocha de cocina, ir untando las láminas de solomillo con la mezcla anterior, dejar un ratito y volver a untar por el otro lado.

4- Colocar las láminas en una fuente redonda dejando un hueco central, rellenarlo con lechugas variadas y poner, sobre cada lámina de carne, unas lascas de queso.



5- Decorar a gusto con pepinillos en vinagre cortados en abanico, tomates cherry y, si se quiere, alguna aceituna negra.


Es un plato que disfrutarán los amantes de la carne poco hecha.

Madre, esta semana se me ha pasado en un vuelo, ya ves, a estas horas aún estoy escribiéndote y, en condiciones normales, ya habría enviado la carta. Ha venido a vernos Máriel y he ido con ella de compras ¡cuánto te hemos echado en falta!

Me he comprado un vestido y añoré el que me dijeras si te gustaba o no, si me quedaba bien y si la confección era buena.

En fin, poco a poco tengo que ir acostumbrándome, pero sé que, de alguna manera, allí estabas y sentí tu aprobación.

Por hoy ya termino, te mando cariños de todos y un abrazo muy especial de tu hija

                                  Kasioles