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sábado, 5 de marzo de 2011

PARA COMBATIR EL FRÍO: COCIDO CON BOTILLO Y VERDURAS

Querida madre: De nuevo estoy otra vez contigo. Me siento bien cuando me evado de mis quehaceres y dedico un tiempo para contarte cosas.
En mi carta anterior se me olvidó decirte que sí me he acordado del aniversario de papá. Estuvimos en el cementerio.

De esta vez no ha hecho falta limpiar el panteón, con la cantidad de lluvia que ha caído en todos estos días, el granito ha quedado brillante y reluciente.

Las constantes lluvias fueron el motivo de que el agua buscase un camino por donde drenar. El hilillo constante del agua, formó agujeros en la base por los que quedaba al descubierto parte del ladrillo de la fosa.

No he querido comentártelo antes para que no te preocuparas, ahora está todo solucionado.

He mandado hormigonar todo el perímetro del panteón, han colocado unas varillas encima para que la tierra no cediese y, tapando esa capa, se colocó una tira de medio metro de ancho del mismo granito que el panteón. Ha quedado mucho mejor, es funcional y estético a la vez.

En la parte frontal del zócalo, coloqué a derecha e izquierda dos maceteros grandes con una planta, se llama durillo, es de hoja perenne, aguanta el frío y se desarrolla bastante bien en este clima.

Nuestro panteón es el único, entre todos los del cementerio, que tiene plantas naturales. Los pensamientos y las violas de las jardineras, se conservan bien. Procuro cuidarlo todo con cariño, puedes estar tranquila.

El cementerio de los pueblos tiene la ventaja que puedes visitarlo cuando quieras, yo tengo la llave y puedo entrar a cualquier hora.

Es pequeño, recogido, silencioso como todos, pero últimamente, estaba amenizado por el crotorar de unas cigüeñas que han anidado muy cerca.

El panorama que nos encontramos al ir, fue desolador. El fuerte viento de días atrás, junto con la lluvia torrencial, había roto y esparcido los centros de flores de plástico que en su día, los familiares de los que allí descansan, habían llevado con todo cariño ¡qué pena daba verlo! ¡qué sensación de abandono!

Bueno, voy a cambiar de tema, la muerte a nadie gusta, está ahí, a nuestro lado, pero no queremos verla. Sigue siendo, en muchas culturas, incluida la nuestra, un tema tabú. No sabemos afrontarla.

El dicho verídico de: el muerto al hoyo y el vivo al bollo, sí que está presente en nuestras vidas.

Sigamos pues alimentándonos para seguir viviendo.

Hoy te envío la receta de un rico cocido con botillo incluido.

Se acercan los carnavales y es típico comerlo por estas fechas ¿recuerdas las fuentes llenas de carnes y verduras que nos preparabas? Eran productos de matanza casera y lo más importante, era que los ponías a cocer con todo el cariño para nosotros ¡qué rico nos sabía todo!

Yo ya no hago aquellos cocidos a fuego lento, llevaban toda la mañana, para abreviar un poco, echo mano de una olla a presión.

Poner en ella garbanzos escurridos (después de haberlos remojado el día antes) añadirles: un trozo de morcillo, otro de tocino con hebra, un hueso de jamón, otro de ternera, un cuarto de gallina y unos rellenos.

Madre, tú nunca has hecho rellenos, yo he aprendido a hacerlos al llegar a esta tierra, son fáciles: poner en un plato pan rallado, (la cantidad dependerá del número de rellenos que vayamos a hacer), se le añade un huevo fresco, un diente de ajo picadito, unas hojas de perejil troceadas, jamón o tocino en daditos minúsculos, se moja con un poco de leche y con ayuda de un tenedor, se mezcla todo bien. Formar con esta pasta una especie de croquetas. Freírlas en aceite. Escurrir y reservar.

Cubrir de agua los garbanzos y las carnes, poner el punto de sal y cerrar la olla, dejar cocer de 15 a 20 minutos.

En otra cazuela grande, poner a cocer, con abundante agua, el botillo bien lavado, tardará en hacerse dos horas o más.

Media hora antes de que esté en su punto, se incorporarán los chorizos frescos, la verdura (grelos, berza o repollo, a gusto) y las patatas peladas y enteras, dejar que siga cociendo.

Cuando todo está a punto, se rectifica de sal y reserva.

Por último, hay que colar el caldo de los garbanzos y carnes, pasarlo a un puchero y ponerlo sobre el fuego, dejar que hierva, echar unos fideos finos y esperar unos 8 minutos a que se cuezan.

Llevar a la mesa la sopa, luego los garbanzos, con las carnes, chorizos y rellenos. Por último, como cierre especial, se presentará el botillo con las verduras y patatas.

Este plato es típico de Galicia y León. Recuerdo haber comido un botillo en el Bierzo extraordinario, y los que tú nos hacías….

Madre, me acuerdo mucho de ti, gracias por todo tu cariño y comprensión.

Todos te queremos mucho.

Hasta otra.

Abrazos y besos de todos.

                               Kasioles