Querida madre: Llevo toda la semana con un tema que ronda por mi cabecita.
El otro día hemos visto una película: El diario de Noa y, aunque hacía tiempo que ya la había visto, el tema que trata es tan actual, que no he podido dejar de pensar en ello. Es algo que me da pánico.
Cuando comencé a escribirte (de esto ya hace más de dos años) lo primero que puse en mi blog fue una frase que ideé, seguramente quería plasmar mis miedos y temores en ella, dice así: “TENGO MIEDO DE QUE, CON EL PASO DEL TIEMPO, AL OLVIDAR EL RECUERDO, OLVIDE TAMBIEN LA FELICIDAD VIVIDA”
He sido tan feliz en mi vida, he vivido tan rodeada de cariño, me he sentido tan protegida y mimada, que me aterra la idea de que, el cruel destino sea capaz de arrebatarme los recuerdos.
Me estoy refiriendo a esa enfermedad cruel que anula por completo a la persona: EL ALZHEIMER.
Madre ¿qué sería de mí si me faltase tu recuerdo?
El afrontar tu falta me resulta durísimo, pero si me quitan tu recuerdo…
Prefiero llorar, prefiero sentir mi corazón herido, pero me aterra el pensar que puedan privarme de la capacidad necesaria, para soñar y volar a tu regazo cuando necesite tu caricia.
Llegando a cierta edad es muy normal que, cuando estamos hablando con un grupo de amigos, no encontremos esa palabra adecuada que encaja perfectamente en la frase que dejamos incompleta por no acordarnos de ella. Nos reímos y solemos decir que nos ha patinado la neurona, pero ahí está ese amigo dispuesto a echarnos un capote y te recuerda la palabra que buscabas ¡qué alivio!
Si a esto añadimos que, con frecuencia, nos olvidamos del sitio donde hemos dejado las llaves, nos irritamos a menudo sin causa aparente, perdemos interés y concentración al realizar cualquier tarea, nos volvemos desconfiados, inseguros, indecisos, apáticos o deprimidos… la situación es alarmante.
En un principio, los síntomas suelen ser imperceptibles y de poca importancia, pero debemos ponernos en alerta.
La enfermedad es degenerativa, ataca a las células nerviosas de la corteza cerebral y hacen, de la persona que la padece, un ser sin memoria y sin funciones mentales, dicho de otro modo, un vegetal viviente.
Pido a Dios que mi cabeza se mantenga lúcida hasta el final.
Y cambiando de tema, voy a aprovechar que todavía mis neuronas tienen la capacidad de recordar otro entrante que nos han puesto en aquél restaurante: Montadito de morcilla de Burgos y pimientos asados.
2 pimientos rojos, dos patatas, una morcilla de Burgos y otra de cebolla, piñones, huevos (uno por ración) una manzana, una cebolla, aceite, sal y lechugas variadas o tomatitos cherrys para decorar.
PREPRARACION:
1- Asar los pimientos rociados con unas gotas de aceite y un poco de sal. Dejar templar, pelar y cortar en tiras. Reservar. Si os pasa como a mí, que no he tenido tiempo para asarlos, abrir una lata de pimientos del piquillo.
2- Pelar las patatas y cortarlas como para tortilla, pelar la cebolla y añadirla picada a las patatas. Freír a fuego moderado, salar y cuando estén en su punto, se retiran, escurren y reservan.
3- Quitar la piel a las morcillas. Poner una sartén al fuego con unas gotas de aceite, dejar calentar bien, añadir la morcilla, deshacerla con ayuda de una cuchara de madera, rehogarla junto con un puñadito de piñones y, si gusta, echar una manzana cortada en dados pequeños, cuando todo esté bien rehogado, se separa del fuego y se procede a montar el plato.
4- Colocar un aro metálico en el centro del plato donde se vaya a servir el entrante. Rellenar la base con patata y cebolla, presionar, cubrir con tiras de pimientos asados y tapar con morcilla.
5- Una vez que tengamos así preparados todos los entrantes, pondremos una sartén con aceite sobre el fuego, freír un huevo para cada entrante y colocarlo encima de la morcilla.
6- Retirar los aros y adornar a gusto con lechugas, rúcula, tomates etc.
Madre, no quiero acabar esta carta sin decirte que tengo unas fotos preciosas de nuestro mar, de nuestro entorno y de nuestro pasado.
La vida sigue, las ciudades evolucionan y nada es lo que era, pero hay zonas que aún permanecen intactas, como si no tuvieran edad.
Te dejo besos, abrazos y los cariños de toda esta gran familia.