Querida madre: Hoy,
pese a que ha salido pronto el sol, el día está gris para mí.
Miro tras los
cristales de mi ventana y todo sigue igual, como si no hubiese ocurrido nada.
La vida continúa sin detener su marcha.
Pero yo sé bien que
la pérdida de una amiga ha vuelto a arañar mi alma, siento que se abre la
herida que creía ya cicatrizada.
Vuelve a mí la
añoranza y mis pensamientos vuelan a su lado.
Sin querer,
retrocedo al ayer, a las tranquilas mañanas cuando estaba conmigo, a las noches
en que veía luz con solo sostener su mirada y
al suave roce de su piel cuando me acariciaba.
Siempre me sonreía al
notar mi rubor de mujer enamorada.
También recuerdo,
aquellas tardes de invierno en que a mi lado se sentaba, yo apoyaba mi cabeza
en su hombro y él, abarcaba con su brazo mi espalda, permanecíamos en silencio
pero… ¿Acaso él y yo, para entendernos, necesitábamos palabras?
Estoy segura de que
hoy, encontraría los medios adecuadas para liberarme de esta pena y hacer que,
mi corazón, encontrase de nuevo la calma y volviese a mí la ilusión.
Si yo encontrara,
amor mío,
Las palabras
adecuadas
Para hacerte
comprender
Lo que aún siente
mi alma…
Sabrías que tu
vacío
No se rellena con
nada
Que tu recuerdo es
la mecha
Que estimula mi
añoranza.
Sin ti…
El día se torna
gris
Y las noches se
hacen largas
El sueño huye de mí
Porque es amante de
calma.
Sigues en mi
duermevela
Amaneces en mi cama
Porque necesito
asirme
A esa mano que me
amaba
Acariciaba mi piel
Y mi vida
aseguraba.
Amor:
Nadie impedirá que
te sueñe
Dormida y despierta
te siento,
El rescoldo de tu
amor
Es la lava de un
volcán
Que aún abrasa mi
alma.
Mil gracias por
todo lo que me has dado.
Y a ti también, que
me lees, por tu apoyo y cariño, cuando tratabas de darme ánimos.
Para distraerme y,
al mismo tiempo, tratar de no pensar, voy a preparar un bizcocho de avellanas
con cobertura de chocolate, se lo llevaré a una amiga a la que también quiero
mucho.
INGREDIENTES: 4
huevos, 250 g de azúcar, 400 g de harina, un sobre de levadura Royal, una pizca
de sal, 80 g de avellanas molidas, 11 cucharadas de aceite de girasol, 13 de leche y, para aromatizar, las
ralladuras de una naranja.
PARA LA COBERTURA:
150 g de chocolate negro, 90 g de mantequilla y azúcar glass.
PREPARACIÓN:
1- En un bol, mezclar las yemas de los cuatro
huevos con el azúcar. Reservar las claras.
2- Batir.
3- Añadir las cucharadas de leche y las de
aceite, remover para que se incorporen bien.
4- Echar, poco a poco, la harina mezclada con
la levadura, no dejar de batir hasta obtener una mezcla homogénea.
5- Incorporar las avellanas molidas, remover
para mezclar.
6- Montar las claras a punto de nieve con la
sal y añadirlas a la mezcla anterior con movimientos envolventes.
7- Aromatizar el preparado con las ralladuras
de una naranja y mezclar despacio.
8- Engrasar un molde redondo, con chimenea, y
verter en él la preparación.
9- Meterlo con el horno precalentado a 180
grados, con calor arriba y abajo (mejor con ventilador) y dejarlo por espacio
de unos 50 a 60 minutos. La superficie aparecerá completamente dorada y, para
mayor certeza de que está en su punto, se puede pinchar con un palillo o una
brocheta, si sale seco es señal de que hay que retirarlo del horno.
10- Dejar templar
unos minutos y desmoldar.
11- Derretir al
baño maría o en el microondas, durante unos dos minutos, el chocolate troceado
con la mantequilla.
12- Cuando el
chocolate está fundido, cubrir con él toda la superficie del bizcocho. Dejar
enfriar.
13- Decorar a gusto
con el azúcar glass.
14- Servir y… ¡Qué
rico está!
Y reiterando mil
gracias a todos, por haber estado a mi lado, apoyándome, me despido de los
míos, enviándoles, a su remanso de paz, mi mejor muestra de cariño en besos y
abrazos.