Querida madre: Aunque cualquier día del año me parece
idóneo para homenajear a las madres, en España se reserva el primer domingo de mayo.
Mi familia, como es numerosa, lo ha adelantado un día y nos hemos reunido ayer sábado en el pueblo, aún así no hemos estado todos, mis nietos mayores que estudian en Madrid, están con exámenes y no han venido.
Hoy he sido además de la protagonista, la invitada de honor, no me han dejado hacer nada, fueron ellos los que se encargaron de preparar la comida.
Y como de madres se trata, hoy escribo unas letras aladas para la mía:
18 años después…
Cuando una madre se va
deja una huella indeleble
un vacío inexplicable
difícil de superar.
Cuando mi madre se fue
me invadió la soledad
aún teniendo alrededor
familia a quien amar.
Entre mi madre y yo
existe amor infinito
es cierto que no la veo
pero la siento conmigo.
No ha dejado de quererme
de arroparme en mi delirio
me enseña a caminar sola
de su ejemplo he aprendido.
Pese al paso de los años
mi recuerdo sigue vivo
le escribo siempre que puedo
y le hablo de continuo.
Llevo tatuado en mi pecho
lo que me dijo al morir
daba mil gracias al cielo
por haber tenido una hija
tan buena como la que fui.
Aún hoy, me emociono al recordar sus palabras, me quería tanto….
Y como siempre suelo completar mis entradas con un plato apetitoso, ahora os pongo las fotos de lo que han hecho mis hijos y donde Willy pone su arte con este pescado (es un pez San Pedro), el éxito está asegurado. Mil gracias a todos.
Después de unos ricos y variados entrantes, faltan fotos de la empanada y una tabla de quesos......
Por esta vez y sin más explicaciones sobre este pescado al horno, doy por finalizada esta misiva que envío con todo cariño a mi madre.
Os deseo un feliz día a todas las madres y a todos los hijos que tengan la suerte de poderles dar un fuerte abrazo.
Kasioles