Y si te digo la verdad, ha sido la única Nochebuena, en muchos años, en que nos hemos reunido con todos nuestros hijos y sus familias. Ya sabes, los casados tienen que compartir estos días con los padres de su pareja. Nosotros lo entendemos. Es ley de vida.
¿Recuerdas cuando por estas fechas corríamos a vuestro lado para celebrar las fiestas? Madre ¡qué tiempos más felices!
Mi padre, nos esperaba pegado al balcón, tras la cortina, deseando con ansiedad, la visión de nuestro coche deslizándose por la pendiente cuesta que nos llevaba a vuestra casa. Todo era alegría y felicidad.
Nuestros hijos, tan esperados y queridos, llenaban vuestro hogar.
Tú, madre, preparabas los mejores platos para nosotros: Los percebes y mariscos cocidos, la merluza rebozada y frita, tan fresca, casi saltando por estar recién pescada. ¡Nadie freía el pescado tan bien como tú!
Tus nietos, todavía recuerdan las patatas fritas que les hacías, gorditas, crujientes por fuera, jugosas por dentro. ¡Deliciosas!
Madre, he sido tan feliz en mi vida, que ahora, cuando ya nada es parecido, no te extrañe que añore los tiempos vividos y me entristezca cada año en que hay que volver a revivirlos.
Anthony hace que me evada de muchas cosas, pero el vacío que siento en mi interior y no se ve, no podrá llenarlo nadie.
Este año he puesto velas en mi mesa. Al encenderlas, recordaba a los que ya no están con nosotros.
Por momentos, mi pensamiento ha volado a tu lado, nos fundíamos en un fuerte abrazo.
Antes de acabar esta carta, quiero desear, a todos los seguidores de mi blog y a aquellos otros que de vez en cuando leen nuestras cartas y recetas, una feliz salida de año y que en el próximo 2011 se hagan realidad todos sus deseos.
Para ti, madre mía, deseo algo más: Que el próximo año te traiga a mi lado.
Muchos besos y abrazos te mandan hijos, nietos y biznietos.
De Kasioles, ya sabes que tienes siempre todo su cariño.
Sin darme cuenta, iba a terminar la carta sin enviarte la receta de la foto.
Los canapés no los hice yo. La mujer de Willi, Martina, ha querido colaborar en la cocina, tiene una paciencia admirable, he visto como los hacía.
No quiero perder la oportunidad y desde aquí, quiero reiterarle las gracias.
Canapé de volován: Con ayuda de una picadora, triturar dos huevos cocidos y seis palitos de cangrejo, pasarlo todo a un cuenco, mezclar con mahonesa, remover. Con este preparado rellenar el hueco del volován y adornar con “caviar rojo”
Canapé de tartaleta: Poner en la picadora media cebolleta, dos pepinillos en vinagre y un huevo duro, triturarlo todo. Reservar en un cuenco. Añadir a este preparado una lata de bonito en aceite, desmenuzarlo con ayuda de un tenedor. Mezclar bien. Rellenar la tartaleta y adornarla con un trocito de pepinillo en vinagre.
Tengo que acabar. En la próxima prometo continuar con las recetas de los canapés restantes.
Más besos.
Kasioles
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