Hola mamá, buenas noches: Hoy no tengo sueño, pensaba meterme en la cama y leer un poco, pero me he acordado de ti, y decidí escribirte.
En otra de mis cartas te he hablado de La Gamela, de lo estupendas que son sus recetas, sus vídeos… ¿recuerdas?
Pues bien, en una de las últimas recetas que ha subido a su blog ("Pollo con champiñones a la sidra"), me ha sorprendido el leer unas líneas dedicadas al mío, hace referencia al cariño que pongo al escribirte y al envío de las indicaciones para que puedas cocinar esos platos que yo te hacía y que tanto te gustaban ¡qué ganas tengo de que vengas para volvértelos a hacer!
Copio, al pie de la letra, lo que escribe bajo la foto :
“Hoy te invito a conocer un acogedor fogón,
donde cada receta es una bella misiva
enviada con mucho amor.
Navega hacia “Los pucheros de Kasioles”
y encontrarás nostálgicos olores.
y encontrarás nostálgicos olores.
Como verás madre, Gamela se ha convertido en una caja de sorpresas, yo desconocía su habilidad para hacer poemas, agradezco doblemente me lo haya dedicado a mí.
En realidad, nos lo dedica a las dos, tú, eres la que despiertas en mi corazón todos esos sentimientos que intento plasmar en las cartas y en las recetas que te envío.
Gamela, tú que surcas los mares a vela o a
motor, tú, que has logrado llevar tus recetas a
todo el mundo, agradezco, de corazón, hayas
metido en tu eslora Los Pucheros de Kasioles
Tú que has conseguido navegar, llega hasta mi
madre, sorpréndela con otra de tus ricas recetas.
Gracias
motor, tú, que has logrado llevar tus recetas a
todo el mundo, agradezco, de corazón, hayas
metido en tu eslora Los Pucheros de Kasioles
Tú que has conseguido navegar, llega hasta mi
madre, sorpréndela con otra de tus ricas recetas.
Gracias
Hoy, a través de ésta, quiero hacerle llegar una rica receta, a ti te gusta mucho.
El ingrediente principal puede encontrarse en una playa, cuando la marea baja, deja al descubierto una arena blanca, húmeda, observándola, podemos ver cantidad de bivalvos, me refiero a esos moluscos que conocemos con el nombre de almejas ¡qué ricas!
El ingrediente principal puede encontrarse en una playa, cuando la marea baja, deja al descubierto una arena blanca, húmeda, observándola, podemos ver cantidad de bivalvos, me refiero a esos moluscos que conocemos con el nombre de almejas ¡qué ricas!
Gamela es una privilegiada, las encontrará frescas, fresquísimas, bien cerradas, como deben comprarse. Las “babosas” son una delicia.
Ahí va mi receta: ALMEJAS EN SALSA ROJA.
Cada uno comprará la cantidad que vaya a necesitar.
Lavarlas en agua y dejarlas un ratito con un poquito de sal, es para que suelten cualquier arenilla que pudiesen tener.
Volver a pasarlas por agua limpia, escurrirlas bien.
Colocar en un puchero un poco de agua y un chorro de vino blanco, dejar sobre el fuego hasta que hierva, echar las almejas, tapar y dejar se abran al vapor, retirarlas y reservar.
Igualmente se hará con el agua de la cocción, después de haberla colado a través de un paño blanco y limpio.
Poner una sartén sobre el fuego con un poco de aceite, cuando esté caliente, se echan tres dientes de ajo fileteados, cuando empiezan a tomar color, se añade una cebolla picada, rehogarla bien con los ajos, añadir una buena copa de vino blanco y dejar pochar todo lentamente, sin prisas.
Cuando la cebolla esté transparente, se le echa media pastilla de caldo de pescado desmenuzada y disuelta en un poco de agua, se añade el caldo reservado de haber abierto las almejas y se espolvorea todo con perejil fresco muy picadito. Dejar que todo junto de un hervor. Es el momento de darle color, echar un poco de pimiento dulce, otro poco de picante o unos aritos de guindilla, remover todo para mezclar bien.
Triturar la salsa, si quedase muy líquida, se vuelve a poner un ratito sobre el fuego y se va ligando con un poco de maicena disuelta en agua fría, se deja hasta que alcance la consistencia deseada. Rectificar, si fuese necesario, el punto de sal.
Volcar el contenido de la sartén, que estará bien caliente, sobre las almejas ya abiertas.
Servir rápido y buen provecho.
Madre, me acaba de llamar Anthony, tengo que ir al chalé, los guisantes están a punto para ser recogidos, ya sabes que si los dejamos pasar, se endurecen, iré a ayudarlo.
Siento, como hacías otros años, no estés conmigo desgranándolos, no lo digo por quitarme trabajo, tan solo quisiera verte.
Muchos besos madre, todos me dicen que te envíe montones de abrazos.
Hasta pronto.
Kasioles
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