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lunes, 23 de agosto de 2010

HOY COMEMOS BACALAO DE NIEVES

Hola mamá, buenos días: Y verdaderamente así es, el día ha despertado con un sol radiante y a esta hora de la mañana, el calor aún no aprieta.

Anthony y yo nos hemos levantado a las siete de la mañana ¡que remedio! A las siete y media llegan los albañiles.

Ayer ha venido una pala excavadora y empezó a abrir zanjas todo alrededor del chalé. Era para verlo, en un momento, la dichosa maquinita es capaz de destruirlo todo.

Y no sólo es eso, dentro de casa están desmontando los baños y durante toda la mañana, tenemos música de fondo, a golpe de martillo están sacando todos los azulejos.

Como dato curioso, te diré que las bañeras de hace años, están hechas de hierro fundido y han tenido que romperlas para poder sacarlas por la puerta. El trabajo ha sido laborioso, y el ruido del mazo, ensordecedor, parecía el badajo de una campana golpeando desenfrenadamente una y otra vez contra la bañera ¡pum! ¡pum! ¡pum!

Pese a su resistencia, han logrado reducirlas a chatarra. Todavía hoy nos retumban los oídos.

Como verás, estamos entretenidos. Me mueve la ilusión de tenerlo todo bonito para cuando vuelvas, seguro que te va a gustar. Pensando en ti y para que tengas mayor comodidad, hemos sustituido las bañeras por duchas, mandaré poner un agarrador o una silla dentro de la cabina, me han hablado de unas plegables que van sujetas a los azulejos y, al cerrarlas, quedan adosadas a la pared sin ocupar sitio.

Yo sigo cocinando, Armando está con nosotros y bien al mediodía o a la cena, siempre estamos rodeados de hijos y nietos.

Ayer hablé con Willi, se van de vacaciones al Sur. Su hija María está preciosa. En Septiembre empezará el colegio. Han conseguido plaza en uno bilingüe.

Aproveché para preguntarle que podía hacer con un bacalao que ya tenía desalado, me dio una receta portuguesa, pero yo recordé otra que me había dado una amiga gallega, la hacía su madre en días de vigilia.
Yo, la he transformado de esta manera: BACALAO DE NIEVES

Desalar el bacalao troceado en agua fría, durante 24 o 48 horas (dependiendo del grosor) y metiéndolo dentro del frigorífico. Cambiarle el agua tres veces.

Cuando está, se escurre bien, se reboza en harina y se fríe ligeramente en un buen aceite de oliva. Según se van sacando los trozos, se colocan en una fuente que pueda ir al horno, cubrir con ellos todo el fondo. El aceite sobrante se cuela y reserva.

Poner sobre el fuego una cazuela con agua, añadirle media cebolla, dos hojas de laurel, dos dientes de ajo con piel y unas hebras de azafrán o un poco de colorante alimentario.
Cuando hierve, se incorporan unas patatas cortadas de forma alargada y un poco gordas, poner el punto de sal o una pastilla de caldo. Dejar cocer, pero retirarlas un poco al dente, es decir, que no se ablanden demasiado. Con una espumadera se van sacando de la cazuela y se colocan alrededor de los trozos de bacalao.
Reservar una parte del agua de la cocción.

Al aceite reservado de freír el bacalao, se pone en una sartén, se añade un poco más y en él, se van a pochar las siguientes verduras: dos dientes de ajo laminados, cuando tomen color, se añade una cebolla muy picadita, un pimiento verde y otro rojo, picados de igual manera y por último, cuando estas verduras estén a medio pochar, se incorpora un tomate muy maduro sin la piel, dejar que se evapore el agua que suelta y regar con una copa de un buen vino blanco, subir un poco el fuego para facilitar se evapore el alcohol.
Cuando el sofrito está hecho, se le añade un vaso del agua donde cocieron las patatas y un poco de perejil bien picadito, ponerle el punto de sal y volcar sobre el bacalao y patatas. Meter al horno precalentado a 180 grados, dejar que todo junto de un hervor hasta que las patatas estén tiernas.

Retirar del horno y, antes de servirlo, se decora con unos espárragos blancos, pimientos rojos asados, guisantes, huevos cocidos en rodajas, en fin, a gusto del anfitrión o anfitriona. Como toque final, espolvorear con perejil muy picadito y llevar a la mesa.

Deseo te guste, madre, a todos nosotros nos encantó.

Ya acabo, en otra te contaré más cosas, espero disponer de más tiempo. Esta carta ya la tenía escrita, pero no he podido enviártela, ya sabes que en el chalé no tengo ordenador, dependo del portátil de Máriel, ha venido con unos días de vacaciones y esto nos permitirá estar en contacto con más frecuencia.

Besos de todos y un abrazo fuerte de tu hija

Kasioles

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